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SALUD

Investigan en Navarra los factores para desarrollar una enfermedad que te puede dejar sordo

Con esta investigación se espera poder mejorar el diagnóstico de la enfermedad Ménière, que provoca sordera y vértigos.

Los investigadores de la Clínica Universidad de Navarra Pablo Domínguez y Raquel Manrique, en la sede de Pamplona, y los doctores Víctor Vega, Nieves López y Nicolás Pérez, en la sede de Madrid. - CLÍNICA UNIVERSIDAD D
Los investigadores de la Clínica Universidad de Navarra Pablo Domínguez y Raquel Manrique, en la sede de Pamplona, y los doctores Víctor Vega, Nieves López y Nicolás Pérez, en la sede de Madrid. - CLÍNICA UNIVERSIDAD D

La Clínica Universidad de Navarra ha llevado a cabo una investigación para conocer la relación entre el hidrops endolinfático (aumento de líquido endolinfático en el oído interno) con el desarrollo de la enfermedad de Ménière en pacientes que todavía no presentan esta patología. El estudio, que ha contado con 170 pacientes, se ha basado en las imágenes obtenidas mediante la Resonancia Magnética 3 Teslas.

El hidrops endolinfático es, en teoría, un signo específico de la enfermedad de Ménière, pero hasta hace unos años no era posible su detección. Esto cambió con la aplicación de una técnica específica de Resonancia Magnética que permitió detectar in vivo el hidrops gracias al uso de contraste intravenoso y secuencias específicas, según ha explicado la Clínica Universidad de Navarra.

"En este estudio nos hemos centrado en evaluar pacientes con hipoacusia fluctuante o vértigos, que no cumplen los criterios de enfermedad de Ménière, para ver en qué porcentaje encontrábamos hidrops y ver hasta qué punto nos puede ayudar en el futuro a predecir quién va a desarrollar la enfermedad de Ménière", explica el doctor Pablo Domínguez, especialista de Radiodiagnóstico de la Clínica Universidad de Navarra y autor del estudio junto al doctor Nicolás Pérez, codirector del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica, y los doctores Raquel Manrique-Huarte, Víctor Suárez-Vega, Nieves López-Laguna y Carlos Guajardo.

Los resultados, en los que se ha comparado la presencia de hidrops en cuatro grupos (con enfermedad de Ménière, con hipoacusia fluctuante, con vértigo o el de control), han sido publicados en la revista científica 'Frontiers in Surgery'.

APLICACIONES FUTURAS

En la actualidad, el diagnóstico de la enfermedad de Ménière se basa en criterios clínicos y de audiometrías, mientras que la resonancia magnética de momento sirve de apoyo en el diagnóstico. Para que un paciente pueda ser diagnosticado de enfermedad de Ménière debe presentar tanto vértigo como pérdida auditiva, pero en ocasiones pueden pasar años desde el debut de la enfermedad hasta que cumple los criterios diagnósticos. Por ello, conocer si una persona, que ya padece una de estas dos dolencias, tiene hidrops puede sugerir que vaya a evolucionar hacia una enfermedad de Ménière aunque no cumpla aún los criterios.

Por el momento no se dispone de seguimiento a largo plazo para poder confirmar los hallazgos, pero de confirmarse tendría no sólo implicaciones pronósticas, sino que podría incluso plantear la necesidad de actuar sobre el hidrops precozmente para intentar evitar la progresión de la clínica.

"Si un paciente tiene una hipoacusia fluctuante o vértigo e hidrops marcado, con los hallazgos de este estudio podemos sugerir que probablemente en el seguimiento evolucione a una enfermedad de Ménière. Sin embargo, hasta ese momento no vamos a poder diagnosticarle, lo cual puede limitar el uso de un tratamiento específico para el hidrops para intentar mejorar los síntomas", aclara el doctor Pablo Domínguez. "A futuro, siguiendo con la investigación, se podría llegar a ver si un tratamiento precoz puede evitar que progrese la enfermedad y quizá evitemos que quien solo tiene hipoacusia desarrolle vértigos, o al revés", añade.

La enfermedad de Ménière es una enfermedad que se origina por la acumulación de líquido en el laberinto membranoso del oído interno. De forma normal, este líquido está implicado en la correcta funcionalidad del mismo, tanto en audición como en la percepción del movimiento. Sin embargo, una excesiva acumulación de líquido endolinfático, conocido como hidrops endolinfático, altera el funcionamiento del oído interno, provocando sordera, acúfenos y vértigo.

La pérdida de audición suele ser fluctuante al inicio, para luego hacerse permanente. "Los vértigos pueden ser muy limitantes para los pacientes, obligándoles a permanecer en cama, aunque tienden a reducirse con la evolución de la enfermedad y ser sustituidos por una inestabilidad permanente", explica el doctor Nicolás Pérez, codirector de Otorrinolaringología.

El tratamiento está dirigido a disminuir el hidrops endolinfático, de manera médica o quirúrgica, o incluso a la destrucción del oído interno para evitar las crisis de vértigo en pacientes con clínica unilateral y gran limitación no controlable con otros tratamientos.

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