SOCIEDAD
El Museo de la Universidad de Navarra presenta 'El Resto' una exposición colectiva que nos invita a ser artistas
El proyecto ha sido seleccionado de la promoción 2019 del Master in Curatorial Studies del Museo.
El proyecto ha sido seleccionado de la promoción 2019 del Master in Curatorial Studies del Museo.
Una invitación a explorar la gestación de la obra de arte, el proceso creativo de los artistas y a reflexionar sobre su papel. Esta es la propuesta de la exposición colectiva El Resto, que inaugura este 25 de junio el Museo Universidad de Navarra. La muestra reúne obras de Irma Álvarez-Laviada, Miren Doiz, Esther Gatón, Guillermo Mora y Wilfredo Prieto.
Se trata del proyecto seleccionado de la promoción 2019 del Master in Curatorial Studies del Museo, que se concede a la mejor propuesta de Trabajo de Fin de Máster, y sus comisarios son Marina Alonso, Pau Cassany, Sofía Enríquez y Dailey Fernández.
“Empezamos a trabajar hace más de un año. Como equipo, queríamos generar una exposición que nos abriese interrogantes y preguntas sobre el comisariado y los procesos artísticos. Por eso, siempre mantuvimos un diálogo abierto con los artistas para no imponer una selección cerrada sino llegar a un acuerdo conjunto. Nos interesaba mucho trabajar sobre el proceso y esto llevó al concepto de resto", ha explicado Marina Alonso, del equipo de comisarios, acompañada por Cassany y Fernández.
CINCO PERSPECTIVAS
“Presento tres piezas de momentos muy diferentes de mi trabajo. Vengo de la pintura y hay un punto de inflexión en el que empiezo a fijarme en los materiales que rodean la práctica artística, como la pieza del material de embalaje. Me interesaba hablar de estos materiales que en sí mismos contienen un cierto índice de negación, que hablan de la ausencia”, ha destacado Álvarez-Laviada (Gijón, 1978) sobre su trabajo. En la muestra pueden contemplarse sus obras Sin título (Lo necesario y lo posible VI) (2019) y Lo necesario y lo posible II (2015).
Por su parte, Doiz (Pamplona, 1980) ha presentado su trabajo La forma dada (2019-20) y uno de estos murales está terminado después de la cuarentena. “En mi caso, ‘el resto’ tiene mucho que ver con el fragmento, con los restos que vamos dejando de otras obras y procesos anteriores.
Cuando realicé mi última exposición individual en la galería Moisés Pérez de Albéniz, utilicé la imagen de una pintura yéndose por el lavabo para la fachada. Cuando acabó, recuperé ese papel y lo recubrí sobre retales sobre DM y maderas de otras obras, con formas que he cortado. Y luego compuse estos murales”.
Para Mora (Madrid, 1980), la idea de ‘resto’ se relaciona con “lo escondido, lo oculto, lo que queda detrás”. Así, desde esta clave el artista ha presentado cuatro obras “basadas en la idea de superposición, ocultación y desvelo.
Cada pieza tiene su título, con dos fechas, como 2015 en 2019. Por un lado, es el año de realización y, por otro, el de dibujos que esconden bajo sus capas. Funciona como una cápsula del tiempo que funciona como un contenedor, no solo simbólico, sino también físico. Planteo el debate de si la pintura es más importante por la superficie o por lo que esconde tras sus capas”.
Gatón (Valladolid, 1988) ha participado con el proyecto Sobre el pasillo de la casa que alquilo, dibujo el interior de una ballena, en referencia al episodio bíblico de Jonás 1:17; 2:10 (2012-2013), su Trabajo de Fin de Máster. “Durante un año, que vivió en un piso de alquiler, estuvo pintando el interior de una ballena en el pasillo. La muestra recupera ese proyecto y rescata todos los restos que se generaron en torno a él. Además del dibujo, creó un blog en el que recogía fotos y ese pasillo era visitado por amigos suyos que hacían fotos, escribía textos… Ahora lo llevamos a sala aunque nunca había sido concebido para ello”, ha detallado Pau Cassany.
En caso de Prieto (Zaza del Medio, Sancti Spíritus, Cuba, 1978), el punto de partida es una idea constante en su trabajo, el cuestionamiento del lenguaje. En concreto, de dos expresiones cotidianas, ‘pasarse la patata caliente’ y ‘cara o cruz’. “Son dos piezas que buscan jugar con el lenguaje pero que quedaron frustradas en su trayectoria. En el caso de Cara o cruz (2011) era parte de una exposición que se planteaba en la Casa Encendida en Madrid, pero que por problemas físicos no pudo realizar la idea inicial, que la moneda quedara levitando”, explica Dailey Fernández.
En el caso de Papa caliente (2011), no era científicamente posible. “Estos proyectos han quedado bocetos, ideas, investigación y reuniones con expertos, y todavía no lo descarta porque a lo mejor algún día se pueden hacer”, apunta la comisaria.
Tanto artistas como comisarios han destacado lo enriquecedor que ha resultado el diálogo entre ellos, que ha permitido explorar nuevas líneas y discursos.