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SOCIEDAD

Los cinco navarros que cumplen condena en cárceles extranjeras tras ser mulas del narcotráfico

La Fundación +34 media en estos casos y les ayuda durante su estancia en las cárceles extranjeras. 

Tres de los miembros de la Manada, José Angel Prenda (2i), Jesús Escudero (2d) y Angel Boza (d), que cumplían pena en la cárcel de Pamplona abandonan el recinto penitenciario a las 18:00 horas, después de haber abonado la fianza de 6.000 euros decretada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra. Prenda, Escudero y Boza, condenados a 9 años de prisión por un delito de abuso sexual con prevalimiento sobre una joven madrileña durante los Sanfermines de 2016, permanecían en esta prisión, desde que el 9 de julio de 2016 el juez decretó prisión provisional comunicada y sin fianza para ellos y los otros dos miembros del grupo encarcelados en Alcalá Meco. EFE/Villar López
Imagen de archivo de la cárcel de Pamplona, donde esperan terminar su condena los cinco navarros encarcelados en el extranjero. EFE/Villar López

La vallisoletana Fundación +34 es una ONG que trabaja con el Gobierno foral dando cobertura a los encarcelados en todo el mundo por tráfico de drogas, entre otros delitos, cinco de ellos navarros.

Su director, Javier Casado, procura que "en esas situaciones de dureza, no le falte nada a nadie" bajo una firme premisa, la de "a mí, un español no se me muere", asegura en una entrevista con EFE.

Pregunta.- ¿En qué lugares del mundo hay presos navarros en la actualidad?
Respuesta.- Ahora mismo hay en Ecuador, Brasil, Marruecos, Colombia y Perú. Están encarcelados porque han ejercido de "mulas", un tráfico de droga a pequeña escala. Llevan las sustancias en pocas cantidades en maletas, hacen de correos del narcotráfico desde esos países hasta España. Generalmente son personas en situaciones de desahucios, deudas, gente que está en la calle, con poco dinero. De ahí la expresión "quien nada tiene, nada pierde". Ellos estaban en la miseria y los narcotraficantes se ponen en contacto contigo. Te preparan el viaje hasta el país, donde hay alguien de la organización esperándote. Haces como si fueras un turista durante más o menos diez días y cuando vuelves a España ellos te dan la maleta con doble fondo. Si "coronas", que es la manera que ellos tienen de decir que llegas hasta la zona de entrega, te esperan otros mismos que te llevan a un hotel, les das la maleta y te dan el dinero correspondiente.

P.-¿Cuál es su proceso de actuación?
R.-El problema empieza cuando no "coronas" y te detienen en el aeropuerto de allí. Las situaciones de las cárceles no son como en Europa y el proceso es largo. Por ejemplo, en Perú, en cuanto eres arrestado, te dan la posibilidad de hacer una llamada de 1 minuto en el que le tienes que explicar a un familiar o persona cercana cuál es tu situación. Ahí empieza la labor de Fundación +34. Hay que tener en cuenta que esto es una doble condena, por un lado para el que ha cometido el delito y por otro para sus familiares y personas cercanas. En ese momento nosotros, dependiendo de dónde se ha dado la situación, nos ponemos en contacto con la familia y, en el caso de Perú, les explicamos que el detenido estará 10 días incomunicado en un subsuelo y la próxima vez que se ponga en contacto con ellos será desde la cárcel y con un móvil clandestino. Nuestra labor es tranquilizar y contar cuál es el proceso y de qué manera actuar.

En un caso, como el de Perú que he explicado, les decimos que, cuando reciban la llamada desde la cárcel, tendrán que abonar 350 euros para que esa persona tenga el "derecho a piso", es decir, que pueda dormir en una cama y no en el patio, todo ello consecuencia de las mafias que controlan esos lugares.

Desde la Fundación +34 nos preocupamos de que esos presos reciban una atención primaria. Cada 2-3 meses enviamos un médico para que compruebe o trate cualquier tema de salud; tenemos más de 400 españoles voluntarios repartidos por todo el mundo que cada cierto tiempo van a estar con los reclusos y comprobar su situación, darles cosas de aseo. En resumen, proporcionarles un cierto apoyo.

A partir de ahí, después de conocer la condena que tendrán que cumplir, nosotros empezamos el papeleo correspondiente para intentar traer a los presos a España y que terminen de cumplir condena aquí.

P.-¿La forma de actuar es distinta en cada país?
R.- No es lo mismo una cárcel latinoamericana, donde hay mucha dificultad, que una marroquí, que son igual de difíciles pero están más cerca pero no hablan el mismo idioma, al igual que las europeas donde, por ejemplo, tienen necesidad de lectura.

P.- Y ¿varía también con el tipo de droga y la cantidad incautada?
R.- Hay que tener en cuenta que el tipo de tráfico ilícito de sustancias prohibidas se considera de pequeña escala por debajo de los 10 kilos. Llevar más es considerado delito de banda organizada, pero nadie lleva en una maleta tanta cantidad porque es bastante evidenciable para la policía en el momento del pesaje.

El kilo de cocaína pura va de 50.000 euros hasta los 60.000 euros; a nada que en una maleta se introduzcan 3 kilos ya son cerca de 180.000 euros.

P.- En relación con los presos navarros ¿cuántas posibilidades tienen de que vuelvan a la Comunidad Foral?
R.- Hay dos que casi seguro vamos a lograr que regresen a aquí para seguir cumpliendo condena. En concreto llevan cerca de 3 años y la condena por este tipo de delitos son 6-8 años. En cuanto al conjunto de presos españoles, conseguimos que casi un 95 % de ellos vuelva antes de 3 años. Este es un proceso totalmente voluntario; hemos tenido casos de personas que, por amor u otras razones personales, han decidido quedarse ahí.

P.- ¿Ustedes notan que su papel de mediadores mejora su situación en las cárceles o las empeora?
R.- Lo que puede empeorar el estado de un preso español en una cárcel, como en Latinoamérica, es la "plata", el dinero. En esos lugares no te pueden chantajear porque venga un médico, por que nuestros socios te den champú, por medicinas o complementos vitamínicos, eso les da igual. Lo que quiere la gente reclusa, los locales, es el dinero.

Por poner en situación, si en Colombia se les envía dinero, obviamente se les pone en peligro. Nosotros intentamos que la familia envíen lo necesario y en muy pequeñas cantidades porque, aunque se haga a través de una banca digital, ahí llega en mano, lo que significa que a la persona le llegará en mano y, evidentemente, la gente del lugar se entera.

P.- A su juicio, ¿cuál diría que es el lugar más peligroso para estar encarcelado?
R.- Lo más duro siempre es Colombia, es el país con mayor índice de violencia de toda América, es una sociedad muy dura. Su vida y su delincuencia es diferente. El colombiano no tiene ningún reparo en dispararte. Cuando nos hablan de extorsión somos conscientes de que va a ocurrir, mientras que en otros países son más severos con esos temas.

Por suerte, el navarro que se encuentra en una cárcel de ahí está separado en un módulo con otros presos españoles.

P.- ¿Recuerda algún navarro con algún caso de relevancia?
R.- Me acuerdo de uno que, ya lo logramos traer, pero le pusieron una condena de 15 años por banda organizada. Tuvo la mala suerte de que fue detenido con otro español. El Código Penal entiende como "banda organizada" a más de una persona (en la misma acción) y habían metido en un mismo viaje a dos mulas. Ahí nos tocó pleitear y luchar por el chico, que estaba francamente mal, y dispusimos de ayuda jurídica con abogados. Conseguimos que se les tratara como dos casos separados y tuvieron una condena de 5 años.

En España la condena por homicidio son 20 años y, poniéndonos en la piel de este chico que iba a recibir 15 años en Sao Paulo, Brasil, supimos que psicológicamente no iba a ser fácil para él.


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