El verano es una época del año en la que los niños realizan múltiples actividades al aire libre, viajes y rutinas diferentes, por lo que hay que tener especial cuidado con la exposición al sol, la hidratación y los baños en piscinas y playas.
La Clínica Universidad de Navarra ha explicado en un artículo en el que repasada algunas de las situaciones que con más frecuencia se encuentran.
En primer lugar, sobre los desplazamientos en coche que se hacen en verano, explicando que los lactantes y niños pequeños deben situarse en asientos de seguridad infantiles, mientras que los niños de más edad deben sentarse en los asientos traseros con el cinturón de seguridad atado correctamente.
Además, en cuanto a la alimentación, el calor hace que la comida se deteriore antes y los niños tienden a intoxicarse con los alimentos más fácilmente, por lo que desde la clínica recomiendan lavarse las manos antes de manipular cualquier alimento y evitar comer mayonesa casera o beber agua cuyo origen es desconocido.
En verano son muy frecuentes las deshidrataciones y, por ello, si el niño suda en exceso o bebe pocos líquidos, puede sufrir una. Podemos detectar este accidente si hay síntomas como la piel fría y húmeda, fiebre y mareos. Si esta deshidratación se produce, hay que trasladar al niño a un lugar fresco y, si está consciente, se le administrarán bebidas isotónicas.
Los niños son propensos a sufrir heridas superficiales en el cuerpo y especialmente en la época estival, puesto que es cuando más actividades realizan. Si la herida se ha producido por un corte con cristales o latas, hay que limpiar la herida con antiséptico o con agua y jabón, para después secarla y protegerla con una venda o una tirita.
INSOLACIONES
Desde la Clínica Universidad de Navarra quieren concienciar a la población sobre la exposición solar, especialmente en niños. Por este motivo, recomiendan evitar exponerse al sol de forma directa y en el caso de lactantes y niños pequeños, evitar también los lugares cerrados y poco espaciosos que alcancen altas temperaturas. De este modo, hay que evitar dejar al niño en un coche sin ventilación o una tienda de campaña situada al sol para prevenir un golpe de calor.
Si el niño ya está sufriendo una insolación, entre los síntomas están las temperaturas superiores a 39º, enrojecimiento de la piel, dolor de cabeza, vómitos y, en casos muy graves, pérdida del conocimiento.
Si la insolación ya se ha producido, se recomienda actuar de forma inmediata e intentar enfriar al niño con toallas húmedas, bolsas de agua frías o sumergiéndolo en agua, además de colocarlo en un lugar fresco y con sombra.
QUEMADURAS POR EXPOSICIÓN SOLAR
Las quemaduras solares afectan especialmente a los niños por la sensibilidad de su piel y, por ello, hay que evitar al máximo que estas se produzcan. Para ello la Clínica Universidad de Navarra recomienda aplicarles cremas solares con una protección superior al 30 antes de la exposición al sol, cada dos horas y después del baño.
Además, recomiendan ser especialmente cuidadosos en las horas centrales, entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde. Si el niño ya se ha quemado, hay que limpiar y secar la zona, para después aplicar una capa de solución antibacteriana. También insisten en evitar tocar las ampollas y si hay dolor, recomiendan tomar un analgésico.
PICADURAS
Las picaduras son otro de los grandes problemas infantiles y, además, pueden ser de diferentes tipos. Estas se pueden prevenir con lociones repelentes de insectos, aunque las lociones no se deben aplicar en la cara ni las manos. La Clínica Universidad de Navarra recomienda evitar ropas brillantes y colonias muy penetrantes y para la protección nocturna, se pueden emplear insecticidas eléctricos o espirales antimosquitos.
Además, si el niño ya ha sufrido una picadura, hay que aplicar frío en la zona y darle un analgésico y, si tiene reacción alérgica o las picaduras son masivas, hay que acudir inmediatamente al hospital.
Si la picadura está producida por una medusa u otro animal marino, se debe extraer la espina o aguijón, aplicar una compresa con amoníaco y agua y emplear pomadas para disminuir la inflamación de la zona. Hay que evitar además, en la medida de lo posible, que el niño se frote la herida para evitar que se infecte y que le provoque más dolor.
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