La Asociación de Consumidores de Navarra Irache ha recibido en lo que va de verano más de 400 consultas y reclamaciones por temas relacionados con las vacaciones. Buena parte de estos casos tienen que ver con retrasos de vuelos y con cancelaciones de reservas de alojamiento.
Han sido numerosos los casos de personas que han visto como su vuelo se retrasaba horas, en ocasiones incluso no podían viajar hasta el día siguiente. En los vuelos que salen de la Unión Europea y en retrasos que superen las tres horas, está reconocida una indemnización por pasajero de entre 250 y 600 euros, en función de la distancia del vuelo.
En general, estas indemnizaciones se suelen conseguir sin mayor dificultad. Hay que insistir más cuando el avión ha salido de un tercer país y sobre todo, si la compañía responsable también procede de fuera de Europa. Las compañías también ponen más problemas para pagar cuando el retraso se debe a una huelga.
En algún caso, el problema ha sido el contrario, es decir, que el avión se ha adelantado. Así le sucedió a una pareja a la que avisaron a la una del mediodía, en plena excursión al Teide, de que el vuelo de regreso era esa misma tarde en lugar de al día siguiente. La compañía ha accedido a devolverles la habitación de noche perdida y lo que les costó el envío a casa de una cámara de fotos que, con las prisas, se dejaron en el hotel.
MALETAS DESPERDIGADAS
También se han dado problemas con retrasos en la entrega de maletas. Algunas compañías se agarran a que el consumidor no ha rellenado el Parte de Irregularidad de Equipaje al llegar en el aeropuerto para no pagar las indemnizaciones contempladas.
Llamativo fue el caso de una persona cuya maleta no apareció en la ciudad italiana en la que aterrizó. Llamó días después pero le dijeron que no había noticias, que ya le llamarían.
Sin embargo, un amigo le llevó desde su lugar de residencia al aeropuerto, donde se encontraron una estancia en la que había más de cincuenta maletas desperdigadas sin ningún control. Entre ellas estaba la de la afectada, que se la llevó sin que nadie le preguntara nada.
EL HOTEL NO ESTÁ DISPONIBLE
El otro problema más habitual ha sido el alojamiento y especialmente las cancelaciones o cambios de última hora. Han sido varias las personas que han visto como una intermediaria de viajes les ha informado semanas antes de sus vacaciones de que el hotel reservado no estaba disponible.
En muchos casos, solo se ha ofrecido alternativas más caras y, en caso de no aceptar, solo admiten devolver el precio pagado. Así, el consumidor se encuentra con que, en plenas fechas veraniegas, tiene que reservar nuevamente un alojamiento para sus vacaciones, con el sobrecoste que la contratación en pleno verano suele suponer.
CAMBIOS A PEORES HOTELES
También se han dado quejas por cambios de última hora en los viajes en los que el consumidor se ve perjudicado y con poco margen de reacción ya que les avisan a falta de días o incluso en el propio viaje.
Así le sucedió a un matrimonio que contrató un viaje por los Países Bajos. Habían reservado un hotel en Amsterdam pero al llegar les comentaron que había un congreso y que les tenían que realojar en otro hotel, en una localidad a unos 50 kilómetros de la capital.
Esto les impidió conocer la capital holandesa de noche, una de las principales motivaciones que les hizo optar por este viaje. El organizador solo les ha ofrecido en un primer momento una indemnización del 3% del coste total.
PROBLEMAS CON SEGUROS DE CANCELACIÓN
Ha habido igualmente problemas por la imposibilidad de anular un viaje contratado, aunque las circunstancias sobrevenidas le impidan al consumidor disfrutar de él. Con frecuencia, los seguros de viajes ponen problemas para hacerse cargo de la cancelación.
Así le sucedió a una persona que padeció una crisis de ansiedad profunda que le impidió disfrutar del vuelo a Bulgaria que había contratado. Aunque el médico de la mutua hacía constar la dolencia y la imposibilidad de viajar, el seguro no dio por válido el informe y exigió uno emitido por profesionales de la Seguridad Social.
Otras veces el problema ha sido que el consumidor no se fijó en los plazos de cancelación al contratar y al anular la reserva se da cuenta de que no puede recuperar el dinero que pagó.
SIN AGUA CALIENTE
Además de cancelaciones y cambios, también se han dado problemas por la calidad y servicios de los hoteles contratados. Una familia descubrió que el hotel reservado en Roma no contaba con agua caliente, una circunstancia inaceptable, más aún al tener un hijo de un año al que tenían que bañar. Tras varias quejas en el propio establecimiento, realizaron una reclamación desde Irache y les devolvieron el 80% del importe pagado.
O el caso de una pareja que acudió a un hotel y descubrió que el edificio estaba en obras y con parte de las instalaciones, como la piscina o el gimnasio, sin estar habilitadas al público.
Junto a estos casos, también se han dado, aunque en menor medida, problemas por el incumplimiento de excursiones en vacaciones organizadas, quejas por el servicio de hostelerías en restaurantes y algún problema por entradas en espectáculos.