Isabel Preysler es muy conocida por sus origenes filipinos. Lo que menos gente sabe es que mantiene muchos lazos con Navarra. Concretamente, con un pequeño pueblo de Tierra Estella lleno de encanto.
Estas raíces navarras de Isabel Preysler han salido a la luz recientemente, a través de un reportaje publicado en la revista 'Viajes' de 'National Geographic'. A continuación, te proponemos un recorrido por los rincones que unen a la 'Reina de Corazones' con Navarra.
El pueblo que aparece en el árbol genealógico de los Arrastia, la rama materna de la familia de Isabel, es Allo, una pequeña localidad de Tierra Estella de apenas 900 habitantes donde nació su bisabuelo Valentín Arrastia, que más tarde emigró a Filipinas para trabajar en una plantación de azúcar. Allí permaneció incluso tras los conflictos nacionalistas, y fundó una familia que mantuvo siempre vivo el recuerdo de Navarra.
La madre de Isabel, Beatriz Arrastia, conocida como Betty, viajó desde Madrid hasta Pamplona en cuanto tuvo ocasión, con el deseo de visitar Allo, el lugar de origen de su abuelo. A partir de aquel primer viaje, su relación con Navarra se volvió recurrente. Estos son los rincones que conquistaron a la matriarca de los Preysler-Arrastia, y que hoy siguen siendo una ruta emocional y turística por Navarra:
Con apenas 900 habitantes, Allo es un pueblo que florece entre campos de lavanda, cereal, olivares y viñas. Aquí nació Valentín Arrastia, el bisabuelo de Isabel Preysler.
Aunque pequeño, Allo conserva la esencia rural más auténtica y un patrimonio arquitectónico destacado, con su ayuntamiento renacentista, una iglesia con retablos manieristas y una basílica barroca. Un lugar sereno, de casas sencillas y gastronomía tradicional, que invita a bajar el ritmo.
Uno de los rincones favoritos de Betty era este majestuoso monasterio benedictino del siglo XI, ubicado entre viñedos, al pie de la sierra de Montejurra.
El Monasterio de Irache ha sido hospital de peregrinos, universidad y bodega real, y es una de las joyas del Camino de Santiago. Muy cerca se encuentra la Fuente del Vino, donde los peregrinos aún hoy pueden servirse una copa gratuita antes de seguir su camino.
Situado en una colina con vistas a la ciudad, el Monasterio del Puy fue otro de los destinos espirituales de la madre de Isabel.
Según cuenta la leyenda, unos pastores encontraron allí una imagen mariana resplandeciente, y por eso se erigió este templo que sigue siendo símbolo de devoción para los estelleses. Es un lugar de recogimiento y belleza, con un fuerte valor emocional.
Estella es una ciudad que parece anclada en la Edad Media, con callejuelas empedradas, casas de piedra y un monumento en cada esquina. Aquí trabajaba el bisabuelo de Isabel, antes de emigrar.
La ciudad conserva iglesias románicas, palacetes góticos y puentes históricos que han visto pasar a miles de peregrinos. Con un casco antiguo lleno de vida y de historia, sigue siendo uno de los lugares con más magnetismo de Navarra.
Olite fue otro de los destinos predilectos de Betty. Con su Palacio Real, considerado uno de los más espectaculares del gótico civil europeo, esta villa navarra convierte cada paseo en una experiencia mágica.
Sus calles estrechas, la mezcla de piedra y vino, y la presencia constante del pasado hacen de Olite un lugar que no se visita, sino que se vive como un sueño. Un lugar ideal para quienes buscan belleza, historia y buen vino.
Aunque Isabel Preysler ha construido su en Madrid, una parte de su historia familiar permanece arraigada a Navarra, en los paisajes rurales cargados de encanto. Pueblos y santuarios que, sin lugar a dudas, son un destino perfecto para visitar este verano.
