• viernes, 19 de abril de 2024
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SEGURIDAD

Yohanna, la deportista y guardia civil que enseña a defenderse a las víctimas de violencia de género

La campeona del mundo de Muay Thai también imparte talleres de defensa personal en colegios para dotar a los alumno de herramientas contra el bullying. 

Yohanna Alonso visita Navarra para impartir cursos de defensa personal a mujeres víctimas de violencia de género. GUARDIA CIVIL
Yohanna Alonso visita Navarra para impartir cursos de defensa personal a mujeres víctimas de violencia de género. GUARDIA CIVIL

"¡Fuego!" "¡Fuego!" Una mujer corre a la desesperada por un parque de León en la noche cerrada. Es una de las alumnas de Yohanna Alonso, guardia civil y deportista de élite. Desde hace años, imparte talleres de defensa personal a mujeres víctimas de violencia de género para dotarlas de las herramientas necesarias para evitar las agresión. Y también forma a alumnos de colegios con el fin de que puedan defenderse ante los casos de bullying. Esta semana, la campeona del mundo de Muay Thai visita la Comandancia de Navarra con el fin de de formar a mujeres y menores en movimientos básicos de las artes marciales que les puedan ayudar ante situaciones comprometidas. 

La visita ha coincidido con la celebración este viernes del 25N, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Precisamente, ese día formó a medio centenar de víctimas en defensa personal. Para dichas clases contó con la colaboración de agentes del equipo de Instrucción Operativa y Formación de la Guardia Civil.

El caso de su alumna leonesa le emociona especialmente a esta guardia civil que compagina su labor como instructora de defensa personal con el servicio en la calle, dentro de una USECIC y realizando las labores propias de esta unidad. Uno de sus principales objetivos es conseguir que las mujeres puedan defenderse ante una agresión: "Y ella llegó a casa sana y salva". Aquella noche, la mujer cruzaba un parque de León a una hora ya tardía. Se vio sorprendida por un grupo de chicos que la agarraron y trataron de meterla en un coche.

En ese momento, la víctima reaccionó y puso a prueba los conocimientos que le había trasladado la guardia civil en un curso de defensa personal. "Se protegió, que es lo primero que les enseño. Después, se giró y lanzó un codo. Le encajó al agresor y cayó allí". Fue entonces cuando salió corriendo gritando la palabra 'Fuego'. Alonso les suele recomendar a sus alumnas utilizar esta palabra para pedir ayuda "porque el ser humano no acude a los gritos de 'auxilio' o 'socorro'".

Yohanna Alonso ha formado en defensa personal a medio centenar de víctimas de la violencia de género durante la celebración del 25N en Navarra. GUARDIA CIVIL
Yohanna Alonso ha formado en defensa personal a medio centenar de víctimas de la violencia de género durante la celebración del 25N en Navarra. GUARDIA CIVIL

Desde pequeña Yohanna Alonso soñaba con dar puñetazos, patadas en salto y giros. Veía por la televisión escenas de artes marciales y se imaginaba recreándolas. Su padre y su hermano practicaban lucha leonesa. Así que su pasión por estos deportes, se puede decir, le viene de familia. Y fue, precisamente, en esa familia donde encontró un obstáculo que le impidió practicar estas disciplinas de niña. "Mi padre no me dejaba apuntarme porque consideraba que eran unos deportes para chicos", lamenta. 

Le convenció. Y, finalmente, cambió la gimnasia rítmica por las artes marciales. "Empecé a los 17 años y hasta hoy". Una trayectoria que le ha ido llevando a conseguir diferentes títulos hasta convertirse en deportista de élite. 

La Yohanna Alonso de 17 años ni se imaginaba que acabaría impartiendo talleres de defensa personal. Sin embargo, esa vocación de ayudar a los demás la llevaba ya en la sangre. "Cuando eres pequeño, tú lo ves y te fascina: 'Vienen los malos y se defiende'. Y yo quería aprender a defenderme y también a otras personas", indica. "Ya de chiquitita quería ser policía o médico para ayudar a otras personas", insiste. 

Un año después de empezar a practicar artes marciales se alistó en el Ejército. "Quería hacer cuerpo a tierra y reptar como en las películas", comenta mientras esboza una sonrisa al evocar este recuerdo infantil. "Mi padre fue conmigo y me alistó", rememora. Pasó en el Ejército tres años y medio. Concretamente, en la Policía Militar en Ferral, León. "Después ya preparé la oposición para la Guardia Civil, que es lo que siempre había querido ser". 

Decidió enseñar defensa personal "por decisión propia". Estaba destinada en Alicante, en la Compañía de Calpe, y se encargaba de los casos de violencia de género. "Me frustraba mucho atender a las víctimas y ver que ellas no tenían recursos para enfrentarse a las situaciones que estaban describiendo", recuerda. 

Le llegan recuerdos de diferentes escenas que vivió allí: "Estaba atendiendo a una mujer que me estaba contando el episodio para formular la denuncia y yo solo pensaba que si me hubiese pasado a mí hubiese hecho esto o aquello". Pero claro, "ella no tenía las herramientas". Por aquel entonces, la campeona del mundo no dejaba de pensar en cómo podía hacer para para ayudar a esas mujeres y dotarlas de conocimientos.

"Empecé en mi tiempo libre a darles formación", señala. Eran clases de seis u ocho mujeres. Y eso fue creciendo hasta esta semana, en la que ha impartido sesiones con hasta 180 asistentes. "Hay que enseñarles movimientos básicos y contundentes porque las situaciones a las que se van a enfrentar no son una pelea, ni van a estar en un ring. Es una agresión en la que su vida depende de los pocos conocimientos que tengan. Les enseño técnicas para salir de ello", desgrana la dinámica de sus clases. 

Y también se les enseña a controlar las emociones: "Una mujer que es víctima de violencia de género se bloquea muchísimo frente al agresor", advierte. De hecho, en su último viaje a Navarra, en marzo, fue testigo del impacto que tiene para las víctimas recrear determinadas situaciones. De hecho, explica que, cuando se somete a las víctimas a un estrés, aunque sea entrenando, y reviven situaciones por las que han pasado, "les dan ataques de ansiedad".

"En la misma clase una se cayó al suelo por la ansiedad, otra se desmayó, otra chillaba y otra lloraba. Estaban reviviendo esa agresión". No obstante, esta deportista de élite de la Guardia Civil asegura que es importante que pasen por este trance: "Si consigo que tú revivas ese punto de ansiedad y puedas gestionarlo y tener una reacción, cuando vuelvas a verte en esa situación podrás hacerle frente", pone en valor. "Peleamos como entrenamos, solemos decir. Si tú entrenas ese punto de ansiedad y eres capaz de gestionarlo, si te vuelves a ver siendo agredida podrás defenderte", apostilla. 

En ese sentido, insiste en que "todo el mundo puede aprender estas técnicas para defenderse". Eso sí, con mucho entrenamiento. "Si yo puedo hacerlo, tú también. Al final son reflejos". Y pone un ejemplo: "Cuando éramos pequeños y se nos caía algo al suelo, no lo recogíamos. Ahora, ponemos la mano para evitar la caída. Esto es igual y consiste en mecanizar movimientos como cubrirte, salir de un agarre, etc. Si no lo practicas un millón de veces, no lo automatizas". 

ARTES MARCIALES CONTRA EL BULLYING

A lo largo de su trayectoria, Yohanna Alonso, ha detectado la necesidad de ampliar el público objetivo de sus talleres de defensa personal. "Empecé con víctimas porque realmente es lo que estaba trabajando en ese momento y es lo que yo creí que hacía falta. Pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que víctimas podemos ser cualquiera".

Por eso, también pone el foco en instruir a los más pequeños de la casa: "Estamos teniendo unos problemas en la sociedad gravísimos de bullying. Los sufren niñas y niños", indica. Y se muestra partidaria de "implantar la defensa personal como asignatura en los colegios".

De hecho, insiste en que "la gente está muy equivocada cuando se piensa que las artes marciales o los deportes de contacto solo son para personas agresivas o barriobajeras". La campeona del mundo de Muay Thai recuerda que hay gente como ella que utiliza este deporte para ayudar a los demás: "Como otros deportes, las artes marciales te enseñan valores con respeto, disciplina y compañerismo". De ahí que opine que es una buena opción llevarlas a los centros escolares. 

Alonso encuentra diferencias a la hora de trabajar con niños: "no son víctimas de la violencia de género, pero sí pueden serlo de bullying". Y relata una escena sobrecogedora: "Hace poco, en una sesión en un colegio, una chica de 17 años me preguntó qué habría que hacer si te ponen una bolsa de plástico en la cabeza. Los alumnos muchas veces te hacen preguntas que encienden tus alarmas porque pueden tener un trasfondo que indique que están siendo víctimas de una agresión", comenta.

"Los profesores tendrán que hablar con ella para averiguar si hay algo más detrás de esa pregunta", destaca. Y pone en valor que estas sesiones también sirven, precisamente, para eso: detectar posibles casos de bullying. "A la menor le di una solución a su pregunta", promete. 

Reconoce, que su trabajo le produce mucho desgaste. En parte, porque empatiza mucho con los alumnos. Alonso vuelve a recordar a su alumna de León: "Pero me llevo siempre esa satisfacción de saber que cuando han llegado al entrenamiento conmigo no sabían absolutamente nada y, cuando se van, tienen ese brillo en los ojos porque son conscientes de que, si pasa algo tienen, una oportunidad para enfrentarse a la agresión y evitarla. Eso es lo que me motiva a hacerlo". 


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