TRIBUNALES
El sargento identifica en el juicio a los 8 acusados de Alsasua: "Nunca había visto algo con tanto odio"
"No me dejaron ayudar al teniente, me tiraron al suelo y siguieron pegando en la cabeza", ha señalado en su declaración.
"No me dejaron ayudar al teniente, me tiraron al suelo y siguieron pegando en la cabeza", ha señalado en su declaración.
El sargento de la Guardia Civil que fue apaleado en Alsasua por un grupo de radicales vascos ha identificado uno por uno a los 8 acusados durante su declaración en el juicio celebrado este martes en la sede de la Audiencia Nacional.
"Estoy acostumbrado a distintas situaciones por mi profesión, pero nunca había vivido esa sensación de odio y rencor que tenían por ser nosotros guardias civiles", ha señalado al tiempo que ha reconocido que temió por su vida porque los golpes iban a la cabeza mientras estaba en el suelo.
"Nos insultaban, nos llamaban hijos de puta y nos decían que esto era lo que íbamos a tener cada vez que saliéramos del cuartel", ha declarado el sargento, que sufrió hematomas por todo el cuerpo. "No fue algo casual".
De su camisa se pudieron extraer huellas de zapatos por los innumerables impactos que sufrió.
El sargento ha sido especialmente minucioso en su declaración, durante la segunda jornada del juicio, hasta el punto de ubicar a cada uno de los acusados dentro y en el exterior del bar.
Él y su pareja habían llegado a Alsasua 20 días antes de los hechos. Ha confesado que fueron advertidos por sus compañeros que no acudieran a determinados lugares por el ambiente de hostilidad, algo que ya pudo comprobar en la celebración del Día de El Pilar, cuando algunos acusados fueron a amedrentar a los vecinos que participaban en el evento.
En la noche de la paliza, el sargento ha explicado que llegaron al bar Koxka después de cenar en el bar que regentan los padres de la novia del teniente, natural de Alsasua.
"Estábamos en una zona muy concreta del bar y de repente nos tiraron un vaso de chupito, pero no le dimos importancia. Al poco rato entro un joven con boina (Jokin Unamuno) que se dirigió hacia a mí, en actitud desafiante, pegando la cara contra mí, increpándome para que me fuera de allí. El teniente intercedió para mediar", ha destacado.
El sargento ha explicitado que ese joven con boina era el mismo que estaba el Día de El Pilar increpando a los vecinos de Alsasua.
"Intentamos irnos del lugar porque no queríamos problemas, pero entonces empezaron ya los puñetazos y las patadas contra nosotros. Eran entre 5 y 8 personas golpeándonos. Era gente a la que no les habíamos dicho ni hecho nada para que nos pudieron golpear así".
"Todos recibimos golpes y la gente que estaba fuera se fue sumando a la agresión. El teniente se cayó al suelo cuando salíamos del local, en la puerta exterior. Cuando cae, yo estaba intentando ayudarle, pero me cogieron por la espalda e impidieron que no le auxiliara, me lanzaron contra la calzada y siguieron los golpes".
Ha sido en este momento cuando el sargento se ha sincerado sobre lo vivido en aquel momento tirado sobre el asfalto de Alsasua: "Tuve que quedarme en el suelo para que no me destrozaran. Pilar tuvo que ponerse en medio para evitar que siguieran", ha mantenido.
Sobre si alguna de las personas que estaban en el lugar de la paliza ha señalado que nadie les ayudó y que muchos otros jaleaban la agresión. "Los dos primeros policías forales no daban a basto para contener a la gente. Uno de ellos salió del vehículo y costó bastante volver a localizarlo".
El sargento ha explicado que nada de lo ocurrido le pareció casual y que todo parecía premeditado. "Eramos fácilmente identificables, además de que nos conocían por nuestro trabajo.
Este mismo testigo y agredido ha reconocido con detalle a Oihan Arnanz como uno de los agresores que golpeaba con una "habilidad impresionante". Según él, daba patadas con una destreza como si fuera conocedor de artes marciales.
El sargento a situado a Jokin Unamuno como el que comenzó todo, a Jon Ander Cob como uno de los responsables de patadas y puñetazos en el interior del bar junto a Julen Goicoechea.
A Aratz Urrizola lo ha situado como la persona que les daba los golpes mientras estaba en el suelo, mientras que Iñaki Abad fue la persona que lo apartó para evitar que atendiera al teniente herido.
"Ainara Urquijo no nos agredió físicamente, pero sí de manera verbal, nos decía que esto era lo que íbamos a tener cada vez que bajáramos del cuartel".
El sargento sigue actualmente destinado en Alsasua y ha precisado que su vida ha cambiado, que apenas salen del cuartel y que el ambiente de hostilidad siguió durante meses después de los hechos. "No podemos hacer vida normal".