El juicio a los tres miembros de 'La Manada' José Ángel Prenda, Angel Boza y el ex guardia civil Antonio Manuel Guerrero por robar gafas de sol en una óptica de San Sebastián días antes de la agresión sexual a una mujer en las fiestas de San Fermín de 2016, por la que cumplen una condena de 15 años de prisión en cárceles de Andalucía, ha quedado visto para sentencia.
El abogado de los acusados, Agustín Martínez, ha intentado, sin éxito, alcanzar un acuerdo con la Fiscalía, que pide nueve meses de cárcel para Prenda y Boza y seis para Guerrero, por atenuante de reparación del daño causado, ya que devolvió unas de las gafas robadas el 5 de julio de 2016 en la óptica Opticalia Centro en la calle Hernani de la capital guipuzcoana.
La defensa ha informado, además, de que los otros dos acusados han abonado recientemente el coste de las dos gafas que habrían sustraído, por lo que también cree que se les debe aplicar la atenuante.
El juicio contra José Ángel Prenda, Ángel Boza y el ex guardia civil Antonio Manuel Guerrero se ha iniciado después de las 10.30 horas en el Juzgado de lo Penal 3 de la capital guipuzcoana. Nada más comenzar, el abogado de los acusados ha solicitado el sobreseimiento de la causa por actuación "un poco negligente" de la Fiscalía al no haber presentado el escrito de acusación "conforme a la fecha", lo cual ha sido rechazado.
Los acusados, que cumplen condena de 15 años de prisión en las cárceles de Puerto III, Albolote y Sevilla I por agredir sexualmente a una joven en Pamplona en las fiestas San Fermín de ese mismo año, con posterioridad al robo, han seguido la vista y declarado por multivideoconferencia.
Los tres han reconocido que entraron en el comercio, porque vieron que "había ofertas", para probarse gafas. Prenda ha asegurado que como la dependienta "no se dio cuenta", ya que estaba ocupada atendiendo a otros clientes y no le hizo caso al preguntarle por la oferta, cogieron cada uno un par de gafas, las metieron en sus respectivas bolsas y riñonera, y se fueron del comercio sin pagarlas.
Boza, al igual que los otros dos acusados, ha señalado que no se pusieron "de acuerdo" para ir a robar las gafas, sino que estaban "de turismo" en la ciudad y decidieron entrar a la óptica "a mirar". Guerrero también ha ratificado esta versión, añadiendo que fue "el Prenda el que salió primero con unas gafas sin pagar" y luego él también, si bien ya las ha entregado.
La denunciante, la responsable de la óptica en la que se produjo el robo, que ha declarado como testigo, se ha ratificado en su denuncia. El abogado le ha reprochado que la presentara 15 días después de los hechos, algo que ella ha justificado señalando que tiene "vida" y que para presentar la denuncia tenía que ausentarse del trabajo. También ha dicho que le costó obtener los vídeos de las cámaras de seguridad del local.
Según ha explicado, les sustrajeron "cinco pares de gafas", que la defensa de los acusados cifra en tres, y las dependientas le llamaron "enseguida", para explicarle que "no se habían dado cuenta, porque había mucha gente, estaban muy ocupadas, y en un despiste se las habían quitado".
Sobre el coste de la gafas sustraídas, al parecer de la marca Ray-Ban, ha asegurado que, sin IVA, ascendía a 69,10 una de ellas, 82,20 otras, 69,10 la tercera así como 64,78 y 86,52 euros, las otras dos. A ello habría que sumar el beneficio industrial, que ha cifrado "entre un 30 y un 40 por ciento" sobre el precio "final de venta.
Este se calcula, ha indicado, aplicando un "factor de conversión" al precio de venta "recomendado" por el fabricante, en este caso, un 2,2%", de manera que, según ha afirmado, el total de las gafas estarían valoradas en unos 865 euros.
VÍDEOS
Respecto a los vídeos de las cámaras de seguridad del comercio instaladas en "gran parte del perímetro", ha señalado que, al visionarlos, vio a cuatro individuos y "un quinto fuera" que "sustraen las gafas", aunque no recuerda cuántas. Además, ha señalado que dio parte del robo a su seguro, que le abonó "el valor de coste de las cinco gafas".
También ha declarado como testigo un agente de la Ertzaintza que ha indicado que, en el visionado del vídeo correspondiente a "una cámara un poco alta", se ve un expositor y "aparecen tres o cuatro varones que se introducen gafas entre sus ropas y pantalones, y desaparecen" yéndose "juntos" del local. "Creo que cada uno cogía un par de gafas, el gesto era de coger", ha relatado.
El Ministerio fiscal ha considerado probados los hechos, como así lo han reconocido los propios acusados, aunque "no se reconoce que el hurto fuera de común acuerdo", pese a que "entran y salen juntos" del comercio. Por ello mantiene, por un delito de hurto, la petición de nueve meses de cárcel para dos de los acusados y de seis para Guerrero, al aplicársele el atenuante por la entrega de gafas sustraídas "atendiendo a un valor de las gafas superior a los 400 euros".
Al respecto, el abogado de los acusados, Agustín Martínez, ha señalado que en el vídeo "se ve clarísimo que solo desaparecen tres gafas" de la óptica y, por ello, no se puede entender "cómo se mantiene una acusación injustificada e injustificable" de hurto de cinco gafas.
Además, ha criticado la declaración "cuanto menos peculiar" de la responsable de la óptica que, a su juicio, "ha faltado a la verdad", porque fueron "tres tipos los que entraron y se llevaron tres gafas". A su juicio, la mujer presentó la denuncia respondiendo a "una estrategia clarísima, 15 días después del robo y cuando la aseguradora le dijo que sólo le pagaba el valor de coste", para así "recuperar el perjuicio y el beneficio industrial" de las gafas.
Asimismo, ha apuntado que "la clave está en determinar el valor" de las mismas, ya que si es menor de 400 euros es un delito leve de hurto, como él sostiene, y la pena debería limitarse a una multa. En este sentido, ha señalado que según las facturas aportadas por la denunciante, el coste para ella de cada gafa es "de unos 60 euros más un 40% de beneficio, que sería unos 24 euros" de manera que "como mucho valdrían 90 euros más IVA, unos cien" y por tres "serían 300 euros y poco".
Según ha añadido, la denunciante "se saca de la manga un coeficiente de adaptación del 2,2 por ciento" que, incluso añadido, no elevaría el precio a los 400 euros, a partir de los cuales se consideraría un delito de hurto y no una falta.
A su juicio, la denunciante "pretende tener una indemnización que va mucho más allá de sufrir un acto ilegítimo" como éste. "Ha quedado acreditado que se llevaron tres gafas, pero no el valor de las mismas, y el precio hay que acreditarlo de manera fehaciente", ha incidido, para añadir que, por ello, espera que "la sentencia se ajuste a derecho".