Los tres acusados por el crimen de Wilson Yanza, su mujer y dos sobrinos de ella, se han acusado de los hechos mutuamente en la declaración que han prestado este miércoles en la tercera sesión del juicio.
El cuerpo sin vida de Yanza, de 33 años, fue hallado en el río Ebro a su paso por Castejón a primeras horas de la tarde del 3 de noviembre de 2016, aunque su mujer tardó un día más en presentar denuncia por su desaparición en "un plan urdido" por los procesados, según el juez instructor.
Con penas de 13 años de cárcel para cada uno solicitadas por la Fiscalía, el sobrino, presunto autor material del crimen, ha narrado que viajó de Madrid a Tudela para conocer al bebé de su tía y estando en el domicilio de ésta junto a su hermana la pareja mantuvo una discusión en el dormitorio.
Luego vieron a su tía ir a la habitación con una toalla y una hora o dos más tarde descubrieron en el suelo del cuarto el cuerpo de la víctima pero, según ha subrayado, su tía rechazó avisar a sanitarios o Policía, le advirtió de que él por ser hombre parecería culpable y que le podía pasar su hermana "lo mismo" que a Yanza, y le dijo que ella sabía a dónde llevar el cuerpo.
"Sin tener conciencia" de que estuviera muerto, agarrado por brazos y piernas, ha agregado que entre su tía y él lo transportaron a su coche, en el que los tres procesados condujeron a la víctima hasta el lugar donde ambos lo tiraron al río por un barranco mientras su hermana permanecía en el vehículo pues toda la noche estuvo ocupándose del bebé de su tía.
Y ha precisado que, pese a ser encarcelado a los pocos días, no quiso contar lo sucedido para proteger a su hermana, que este miércoles ha corroborado su versión y asegurado que ella "declaró lo que su tía le mando", que había sido "un accidente", pero era "todo mentira".
"Yo no he dicho la verdad solo por miedo a ella", que de niña le pegaba "palizas" y ahora le "amenazaba todos los días" de "muerte" si contaba lo ocurrido, ha destacado entre lágrimas la acusada, que ha sufrido un mareo que ha obligado a interrumpir el juicio.
La pareja del fallecido por su parte ha afirmado que no recuerda el traslado del cuerpo al río pero sí haber mantenido una discusión en el domicilio con él en la que intervino su sobrino, que para separarlos le presionó a él el cuello con el brazo, según ha gesticulado, momento en el que Yanza cayó al suelo mientras ella abandonaba el dormitorio y se iba al salón, pero "pensaba que estaba vivo".
Maltratada "en el pasado" por la víctima, ha negado tener motivos para matar a su pareja, al que "amaba", haber utilizado una toalla para hacerlo, mantener en aquellas fechas una relación sentimental con otra persona, planeado un viaje a Brasil después de cobrar un seguro del fallecido y amenazar a sus sobrinos si contaban la verdad.
Antes han testificado dos forenses que han situado la muerte de Yanza por estrangulamiento entre las 00:00 y las 03:00 horas del 3 de noviembre.
Fue por una compresión antebraquial con la llave "mata león", con un brazo presionando el cuello y con la mano del otro sujetando la cabeza, lo que no dejó marcas externas en el cuello de la víctima, "robusto y corto", pero sí internas.
Tuvo que hacerse, han explicado, una fuerza "intensa y continuada" para que Yanza muriera, por lo que la Policía entiende que la complexión del sobrino apunta hacia él como el autor material del crimen.
Por su parte un médico psiquiatra ha explicado que no se ve en la mujer del fallecido "nada psicótico que reste sus capacidades cognitivas e intelectivas" y nada que justifique "un periodo amnésico prolongado", a pesar de lo cual cuando fue examinada en septiembre de 2017 dijo no recordar nada de los hechos que se juzgan.
Sí que presentaba un cuadro de ansiedad con transtornos adaptativos, consumos de alcohol y depresivos, y rasgos histriónicos de personalidad, "contradictoria y ambivalente" porque a veces decía que su marido era un borracho que le pegada y otras que ella le quería mucho y quería vivir con él.
En jornadas anteriores han declarado los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación, en la que según ha dicho fueron las contradicciones entre la mujer del fallecido y la sobrina las que apuntaron a los procesados.
Además las cámaras de seguridad grabaron el coche del sobrino en el lugar donde fue arrojado el cadáver al río y los teléfonos móviles de los procesados les sitúan en este lugar.
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