Los cinco jóvenes sevillanos que se encuentran en prisión por la denuncia de agresión sexual en los pasados Sanfermines acudieron al Hotel Europa para intentar coger una habitación "para follar" a los 15 minutos de conocer a la chica, según un nuevo testigo del caso.
La Policía Foral y la Policía Municipal han revisado decenas de horas de grabaciones de cámaras de seguridad del centro de Pamplona para conocer con exactitud el recorrido que hicieron los cinco chicos y la joven madrileña que denunció los hechos.
Hace sólo unos días se citó a declarar al vigilante del Hotel Europa, ya que las cámaras de seguridad ubicaban sobre las 3 de la madrugada de la noche del 6 al 7 de julio al grupo de cinco andaluces junto a la chica en la calle de Espoz y Mina, a sólo unos metros de donde unos minutos antes se habían conocido, en un banco de la Plaza del Castillo junto a la bajada de Javier.
Hasta el momento, se conocía, según el relato de la denunciante, que todos juntos, en grupo, habían caminado desde la Plaza del Castillo hasta el Hotel Leyre. Posteriormente caminaron en sentido contrario, llegaron a la calle Paulino Caballero y, en el portal número 5, se produjeron los hechos.
Ahora, el nuevo testigo del caso, que tendrá que comparecer en unos días ante el juez, ha señalado dos meses después de los hechos que un grupo numeroso de jóvenes (unos 5 varones) con acento andaluz se le aproximaron preguntándole si tenía una habitación libre para unas horas o para toda la noche, ya que buscaban una habitación "para follar", según palabras textuales aportadas por el testigo.
El vigilante ha explicado a la policía que junto a los cinco hombres había una chica en posición más atrasada con la que él no llegó a hablar en ningún momento. El vigilante le señaló al grupo que no había ninguna habitación en ese momento y les informó que podían acudir a preguntar en otros hoteles próximos, el hotel Leyre o el hotel Yoldi.
De hecho, el grupo se dirigió luego hasta el hotel Leyre, donde intentaron también sin éxito acceder al establecimiento.
A las 3.45 de la madrugada del 7 de julio sonó el teléfono de la Policía Municipal de Pamplona. Al otro lado del teléfono una persona informó de que se había encontrado a una chica en un banco de la calle Roncesvalles, junto al monumento del encierro, llorando y que decía haber sido víctima de una violación.