Los encierros son una tradición que lleva haciéndose en Navarra desde hace cientos de años. Aunque los de San Fermín son los más conocidos a escala global, el resto de pueblos de la comunidad foral también hacen los suyos y, en ocasiones, salta alguna sorpresa.
En Tudela, durante las fiestas de Santa Ana también hacen una semana completa de encierros, lo que anima a muchos que no tuvieron la oportunidad de ir a San Fermín de disfrutar de una experiencia similar.
Afortunadamente, Beñat pudo gozar de los dos. "Fue hace tres años que empecé a venir al encierro de Santa Ana. Da la casualidad que el primer año que vine fue también el primer año que corrí en San Fermín", explica el joven de 23 años.
"Este año en Tudela corrí ayer y hoy. Yo soy de Deba, en Guipúzcoa, y estamos a dos horas y media de viaje de Tudela. Salimos en coche a las 5 de la mañana para llegar media hora antes. Ayer fue lo mismo y luego nos fuimos a San Adrián. Al acabar en Tudela nos tomamos un buen almuerzo, vemos lo que hay y nos vamos a por otro encierro", continúa Beñat.
Aunque corrieron el viernes 26 y el sábado 27 de julio, ya no seguirán con los próximos encierros de Santa Ana de este año. "Ayer vinimos 5 y hoy solo 2 personas. Los dos encierros me han salido muy bien y estoy más que contento. Además, prefiero quedarme ya en casa después de hacer estos viajes tan agotadores y mis padres también me han puesto un poco el freno", cuenta.
Los encierros son también eventos que unen a las personas, algo que le ocurrió a Beñat. "Yo he venido con un amigo que es más mayor y antes hacía encierros, pero con el que he corrido hoy es un chico que conocí en mi primer encierro de San Fermín mientras calentábamos en la cuesta de Santo Domingo y que a veces me lo encuentro en otros encierros", comenta Beñat.
"Las amistades que uno hace durante esos momentos son de las más valiosas y especiales, y justo hoy hemos coincidido y hemos ido muy bien. Lo conozco de hace tres años, y hasta hace un día no sabía ni como se llamaba", añade el joven entre risas.
Beñat, aunque no lleva muchos años corriendo encierros, los vive con mucha pasión. "A mí me encantan los encierros, y es gracioso porque yo nunca tuve influencia por mis padres, que nunca los corrieron. Pero resulta que uno de mis abuelos, al que nunca conocí, le gustaban mucho. Entonces intuyo que este gusto por los encierros viene por esos genes, lo tendré en la sangre", explica.
Además, Beñat considera los encierros una forma de acercase a ese abuelo que nunca conoció y está seguro de que le está viendo y que está muy orgulloso de él.
El estar delante de los toros y correr a toda velocidad provoca muchas emociones dentro del joven. Emociones que, según él, "son inexplicables. Pero hoy cuando he terminado y he entrado a la plaza me he puesto a llorar de alegría. Se te juntan los nervios y la emoción, y antes de empezar a correr piensas que te pueden cornear o pisar y asusta. Pero seguimos queriendo estar ahí", asegura el joven guipuzcoano.
Para Beñat, los encierros son mucho más que llegar a una plaza de toros, es un sentimiento interior que le remueve y le lleva a cumplir diferentes metas. "Mientras pueda y me siga moviendo todo lo que me mueve por dentro, seguiré corriendo los encierros, que espero que sean muchos años", finaliza con una sonrisa.
