Los sociólogos están tan preocupados como los equipos de campaña de los partidos: ni unos ni otros saben lo que va a votar ese porcentaje de indecisos que las encuestas sitúan nada menos que entre el 24 y el 40 por ciento, y unos y otros saben que los votos no están en los programas -lamentablemente- ni en los mítines, sino en las televisiones, que es el nuevo campo de juego de la campaña electoral.