Los que están siguiendo las negociaciones de Pedro Sánchez para tratar de formar gobierno -por cierto, sin transmisión en directo ni en diferido, es decir, como siempre- dicen que ninguno de los potenciales socios pone excesivas dificultades al acuerdo sobre el programa conjunto de Gobierno.
Aunque la cabeza pide hablar hoy del acuerdo que empuja a Cataluña hacia la secesión, en contra de la convivencia entre españoles, de la Constitución, del sentido común y de la mayoría de los catalanes, el corazón pide hablar de otro problema, el de los refugiados en Europa, que se está agravando y que puede acabar en un drama.