La rumana Verónica Rotaru tiene 36 años de edad y ha cumplido su sueño de abrir una tienda de ropa en Pamplona. Inauguraron la tienda Erikady Moda a finales de enero con muchísima ilusión.
Erikady Moda está en la calle San Juan Bosco 3 en el barrio de Iturrama, donde estuvo muchos años la tienda Ventanas Bosco. Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local.
Como, por ejemplo, la cafetería 'El Ambigú' donde se puede desayunar como en un hotel de cinco estrellas, o en la histórica tienda de alimentación Comestibles A. Ibáñez.
Verónica Rotaru explica las novedades de su tienda: "Son vestidos de fiesta para niñas y mujeres de todas las tallas. Todas las prendas son de Rumanía. Vestidos elegantes, largos la mayoría, con y sin piedras".
El motivo de abrir la tienda surgió casi por sorpresa: "Buscaba un vestido para una boda que quiero ir y no encontraba nada en Pamplona. Así que he dicho, voy a abrir mi tienda. No tenemos experiencia. Vamos a ver qué tal nos va".
Verónica está muy ilusionada en este comienzo: "Han venido muchas personas, también españolas, ecuatorianos y les ha encantado. Todos nos han dicho que es algo nuevo y diferente".
Acerca de trajes de novia, Verónica afirma: "Aún no hemos traído, pero quiero traer. Ahora solo tengo de madrinas e invitadas para bodas y bautizos".
Verónica ha trabajado antes en la residencia de ancianos Santa Elena en Barásoain: "Estoy contenta en Pamplona. Ya no quiero regresar a Rumanía. Estoy casada con dos niños de tres y de seis años. No se quieren ir a Rumanía más que de visita. Les encanta el avión".
En Rumanía solo se ha quedado su padre. "Los demás están todos aquí, con el hermano, cuñada, sobrinos, suegros... Vino primero mi hermano y mi cuñada en 2011. Luego mi marido. Nos quedamos. Trajimos a las madres, luego al suegro, pero a mi padre no. No quiere dejar Rumanía. Solo viene de visita".
No conocía nada de Pamplona cuando llegó en 2011, "pero me encantó. Todo verde y todo bonito. Cuando venía en el bus desde Zaragoza estaba todo feo y seco, pero cuando llegamos me encantó. Vi el color verde y esto es otra cosa", afirma Verónica.
La gente de Pamplona "es acogedora. Hay personas y personas como en todo el mundo, pero hemos encontrado personas buenas. Ahora vivimos en un pueblo, Solchaga, que está cerquita. Es un pueblo chiquitico. Hay mucha tranquilidad y para los niños es maravilloso".
La suegra de Verónica se llama María Rotaru: "Estoy contenta en Pamplona. He trabajado como cuidadora de ancianos hasta diciembre. Le he animado mucho a Verónica en todo para que abra la tienda. De Pamplona me gusta todo. Me he encontrado muy bien. He visto San Fermín y me ha encantado".
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