Hace 25 años que Cristina Echeverría Ollobarren decidió lanzarse a la aventura de tener su propio negocio. Entonces tenía solo 22 años, mucha ilusión y una oportunidad que apareció casi de un día para otro en una localidad a media hora de Pamplona. “Yo estaba trabajando con la chica que llevaba esta peluquería, Asun Valencia, y me dijo que la dejaba. Me preguntó si me interesaba y me lancé de cabeza. Le cambié el nombre y aquí sigo”, recuerda con una sonrisa.
Así nació la peluquería Cactus, situada en la plaza de Santiago, número 11, en pleno corazón de Estella. Desde ese local, Cristina y su equipo han ido construyendo, día a día, un espacio de confianza y cercanía, con clientas fieles que llevan toda una vida acudiendo a su cita semanal.
Este 14 de octubre, el equipo celebró el 25 aniversario con un aperitivo vespertino en un bar cercano. “Trabajamos de 9 a 17 horas en horario seguido, y quisimos hacerlo después de la pandemia. Hay que pelear mucho para sacar adelante el negocio”, comenta Cristina, que confiesa que no siente el paso del tiempo. “No parece que haya pasado tanto, pero sí, han sido 25 años de mucho trabajo y de muchas satisfacciones”.
Natural de Muniáin de la Solana, a solo ocho kilómetros de Estella, Cristina creció entre el esfuerzo diario y el gusto por el trato con la gente. Empezó a trabajar con solo 16 años en la histórica peluquería Paca de la ciudad del Ega, y poco después se marchó a Pamplona para formarse en la que hoy se conoce como academia Ramiro Mata, entonces Elisabeth. Esa experiencia le permitió adquirir las bases que hoy sigue aplicando en su día a día.
Con 47 años, Cristina sigue transmitiendo la misma energía que el primer día. “He trabajado desde muy joven, y sigo con ganas. A por otros 25 años no sé, pero igual quince más sí”, comenta entre risas. La peluquería Cactus se ha convertido en parte de su vida y también en un pequeño referente en la zona. “Seguimos con buena salud, en un momento muy bueno, porque hacemos cosas diferentes a las que se hacen aquí en Estella. Nos destacamos por eso respecto a otros salones”, explica.
En el negocio trabaja junto a Miren Olazarán y su sobrina Lucía Echeverría, que completan el equipo. “Da para tres personas. Hay días más tranquilos, pero lo normal es estar a tope de 9 a 17 horas sin parar. Desde la pandemia mantenemos este horario y ha sido un acierto. Una pena no haberlo hecho antes”, señala. El salón cierra los domingos y los lunes, y los sábados abre de 8 a 14 horas.
Cristina recuerda con cariño el apoyo que siempre ha recibido de su familia, especialmente de su padre. “Me dice ahora que fui una valiente, porque cuando les conté que iba a abrir casi les da algo. Siempre los he tenido ahí, aunque no me ha hecho falta que me ayudaran. Me apoyaron en todo momento, aunque pensaban que era una locura”, relata. También menciona a sus dos hijos, de 21 y 17 años, que siguen su camino profesional pero “siempre están ahí para animar y apoyar”.
El aniversario ha servido también para agradecer públicamente a todas las personas que han formado parte de este recorrido. En sus redes sociales, Cristina compartió un mensaje que refleja su emoción: “Muchísimas gracias a todos los que os habéis pasado a acompañarnos, y a los que no habéis podido también, gracias por hacer que me encante mi trabajo y que estos 25 años, y los que me quedan, vaya a trabajar contenta”.
También quiso tener unas palabras de reconocimiento para sus compañeras y antiguas colaboradoras: “Sobre todo agradecer a @puychati75, @andreika, @loreaamakeup, @amalia_ramiro y a todas las chicas de prácticas que han pasado, que han sido muchas. @luciiaecheverria y, cómo no, a mi @mirenolazaran, por haber formado parte de estos 25 años del equipo de @peluqueriacactus. ¡Gracias! Sin todos vosotros no hubiera sido posible”.
Las reseñas de las clientas en redes sociales confirman el cariño que despierta el salón. “Peluquería muy profesional. Trabajadoras muy amables y un trabajo espectacular. Precio asequible. Muy recomendado”, destaca una usuaria.
Otra escribe: “Un trato increíble y con los mejores productos. Tratamientos espectaculares”. Y una más añade: “Quería un color de tinte muy concreto y aquí lo sacaron a la primera mezclando dos tonos. Además, el corte que le hicieron a mi hija también nos gustó mucho. Totalmente recomendable”.
Veinticinco años después de aquel primer día, la peluquería Cactus sigue llena de vida, de conversación, de risas y de confianza. Cristina lo resume con naturalidad, como quien ama su oficio sin grandes discursos: “Lo mejor de todo es venir a trabajar contenta”.
