Asier Martínez, de Zizur Mayor, una población cercana a Pamplona con poco más de catorce mil habitantes censados, puede presumir de haber entrado con letras de oro en el libro del atletismo tras su brillante medalla de bronce en los 110 metros vallas del Mundial de Eugene.
El joven atleta navarro, de 22 años, ya venía avisando los dos últimos años de su talento saltando vallas desde su irrupción absoluta en el Campeonato de España de 2020 marcado por la pandemia de coronavirus.
En el Europeo de Torun (Polonia) de pista cubierta en 2021 fue cuarto, igual que en el último Mundial de Belgrado bajo techo este mismo año. En su debut olímpico tampoco lo hizo mal, no se amedrentó, superó dos eliminatorias y en la final fue sexto haciendo olvidar a Orlando Ortega y desviando todas las miradas hacía él.
Asier Martínez, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco, ha tenido que pasarse a la enseñanza a distancia al no disponer de tiempo para acudir presencialmente a clases. Su crecimiento como atleta le ha hecho centrarse en esta faceta en la que su juventud le augura un porvenir excelente.
Detrás de Asier está François Beoringyan, su técnico. Un parisino nacido en Chad que se estableció en Pamplona en 2002 y que está moldeando a un campeón de atletismo que, competición a competición, engrandece cada vez más su figura.
Con 1,90 de altura y casi 80 kilos su presencia en las grandes finales comienza a ser habitual. A Eugene llegó con la vigésima mejor marca de todos los participantes pero con dos podios en la Birmingham (3º) y Oslo (2º) en pruebas de la Liga de Diamante.
En el momento decisivo, la confianza en sí mismo hizo mucho. El atleta navarro, que tuvo un tiempo de reacción de salida de 0.126, el quinto peor de los siete corredores sobre la pista, se colgó el bronce al llegar a meta en 13.17, su mejor marca personal, por detrás de los estadounidenses Grant Holloway, que revalidó título con 13.03, y Trey Cunningham (13.17).
Dos de los aspirantes al podio se quedaron fuera de la final. El jamaicano Hansle Parchment, campeón olímpico, se lesionó en el calentamiento, y el estadounidense Devon Allen fue descalificado por salida falsa por una milésima de segundo.
"Antes de venir firmaba la final muy contento. De hecho, superar las semifinales me había dejado ya muy tranquilo porque había cumplido de sobra. Ahora tener una medalla es increíble", declaró al término de la prueba.
En un mes otra prueba de oro. El Europeo de Múnich, una competición a la que acudirá con candidatura al podio y más tras el éxito en Eugene.
"No me veo como un favorito y creo que eso es bueno en mi caso. Voy a trabajar en las mismas tesis en las que he estado trabajando. Lo enfoco de la misma forma que lo enfocaba antes de sacar este resultado", dijo el atleta navarro tras su bronce en Eugene.
Por delante ahora varias semanas para asimilar el buen resultado de Eugene y trabajar pensando en repetir éxito en la ciudad alemana.
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