Corría el minuto 36 de partido del Osasuna - Getafe de este viernes en El Sadar. El equipo de José Bordalás, fiel a su estilo, estaba empleándose de manera bronca y dura, rayando la violencia. En un lance del juego, el centrocampista del Getafe, Mario Martín, llegó tarde a un balón y, lejos de retirar el pie, impactó con una brutal violencia sobre el tobillo de Lucas Torró.
El jugador rojillo quedó tendido sobre el césped con gestos ostensibles de dolor. Mario Martín, sabedor de la dureza de la entrada, se disculpó levemente y se alejó de la zona, consciente de que quedarse en el lugar podría acarrearle más problemas que la timorata tarjeta amarilla que le mostró el colegiado del encuentro, Alberola Rojas.
Todo el estadio lo vio y pidió con insistencia que acudiera al VAR a revisar la entrada por si pudiera ser merecedora de tarjeta roja, pero ni él pidió verla, ni los asistentes le llamaron para que acudiera al monitor.
Entretanto, Torró seguía tendido sobre el césped. Rápidamente saltó Rubén García a calentar, temiéndose Alessio Lisci lo peor. Tras ponerse en pie, la cojera de Torró era evidente. Quedaban pocos minutos para el descanso y el técnico italiano preguntó al jugador de Cocentaina si podía aguantar unos minutos sobre el césped para llegar al 45 y no tener que gastar una ventana de cambios.
El jugador asintió, pero lo cierto es que desde el golpe, hasta que Alberola decretó el final de la primera parte, Torró deambuló por el campo con una evidente cojera.
La entrada encendió a la grada y espoleó al equipo, que consiguió el empate al borde del descanso. Bordalás, consciente de la dureza de sus jugadores, retiró del terreno de juego también en el descanso al autor material de la falta a Torró, ante el riesgo evidente de expulsión al que sometía a su equipo. Pero Torró quedó lesionado en el banquillo, y el estadio se temía lo peor.
Por fortuna, todo quedó en un susto. Un fuerte golpe en la tibia que le provocó una inflamación. Los médicos tranquilizaron pronto al jugador. No parecía que hubiera lesión y el dolor procedía de la contusión.
Durante la segunda parte se vio a Torró en el banquillo con una bolsa de hielo en la pierna, y este sábado se confirmaba que todo había quedado en un susto. No hay afectación muscular ni ligamentosa ni en el tobillo ni en la rodilla. Sólo un fuerte golpe del que se recuperará sin problema a lo largo de las dos semanas de entrenamiento antes del partido en Madrid frente al Atlético tras la jornada de parón por los partidos de clasificación de la Selección Española para el Mundial.
