En Pamplona, hay una calle que ha desconcertado a más de un conductor. Los coches se aparcan en una disposición poco habitual, justo al revés de lo que estamos acostumbrados a ver.
Este peculiar sistema ha generado una mezcla de sorpresa y curiosidad entre quienes pasan por allí, dejando en el aire una pregunta: ¿por qué los vehículos están colocados en dirección contraria?
Este curioso sistema de aparcamiento se ha implementado en el tramo de la Cuesta de la Reina, entre la avenida de Bayona y la plaza de la Audiencia de Navarra, en el barrio de San Juan. Se trata del nuevo aparcamiento en “espiga invertida”, un cambio en la señalización que ha revolucionado la forma de estacionar en esta zona.
Hasta hace poco, en Pamplona, el estacionamiento en línea o en batería era la norma. En el caso del aparcamiento en batería, los coches quedaban alineados con el frontal orientado hacia la acera, o ligeramente inclinados.
Sin embargo, con la introducción del aparcamiento en "espiga invertida", los vehículos deben estacionarse en sentido inverso, es decir, con el "morro" apuntando en la dirección de la circulación. Esta disposición requiere que los conductores realicen la maniobra marcha atrás, permitiendo que el coche quede en sentido contrario a lo habitual.
La medida, implementada por los técnicos municipales de Pamplona, surgió como una iniciativa de aprovechamiento del espacio, aprovechando las obras del carril bici de la avenida de Bayona. En pocos días desde su introducción, los conductores han comenzado a adaptarse a este sistema inusual en la ciudad.
Según los expertos en Seguridad Vial, el aparcamiento en "espiga invertida" ofrece numerosas ventajas. Al estacionar marcha atrás, los conductores tienen una mejor visibilidad al retomar la marcha en el mismo sentido de la circulación, lo que reduce el riesgo de accidentes o atropellos, que suelen ocurrir al incorporarse marcha atrás.
Además, esta disposición del vehículo también facilita la carga y descarga del maletero. Al quedar justo junto a la acera, el conductor tiene un acceso mucho más seguro y cómodo para manipular objetos.
Esta característica es especialmente útil para quienes necesitan cargar o descargar objetos pesados, ya que evita el riesgo de estar expuesto al tráfico mientras se ocupa el maletero. Ahora, la operación se realiza de manera más protegida y sin la necesidad de estar en la carretera, permitiendo también que el conductor pueda bajar del coche con mayor facilidad y comodidad.
Para aquellos que transportan niños, este formato de aparcamiento añade un nivel extra de seguridad, ya que las puertas traseras siempre se abren hacia la acera. Esto reduce el riesgo de que los pequeños bajen del coche y salgan directamente hacia la calzada, algo que hasta ahora preocupaba a muchos padres.
Este tipo de aparcamiento no es una novedad, pues ya se ha implementado con éxito en otras ciudades y también en algunas localidades de Navarra. Se estima que este sistema permite un ahorro de superficie de hasta un 10% en cada plaza de aparcamiento, optimizando el espacio y permitiendo una distribución más eficiente.
Sin embargo, como todo sistema, el aparcamiento en "espiga invertida" tiene sus inconvenientes. Algunos técnicos destacan que el principal punto débil es la visibilidad limitada para encontrar plazas libres, ya que el “morro” de los coches tapa parte de la visión de las plazas. Por ello, este tipo de aparcamiento se recomienda especialmente en vías con menor tránsito.
Otra de las ventajas observadas en este sistema es la reducción de la velocidad en la ciudad. Al obligar a los conductores a frenar, detenerse y maniobrar para aparcar, se disminuye la velocidad de circulación, lo que contribuye a una conducción más tranquila y ordenada, algo que los residentes del barrio de San Juan han notado desde la implementación de esta medida.
El aparcamiento en “espiga invertida” de la Cuesta de la Reina representa una apuesta innovadora en Pamplona. Mientras unos lo ven como un avance en términos de seguridad y orden, otros aún se adaptan a la idea de aparcar justo al revés.
