• martes, 30 de abril de 2024
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PAMPLONA

Así controla Pamplona el encendido y apagado de 34.000 farolas cada día en las horas nocturnas

Los más de 34.000 puntos de luz se agrupan, a su vez, en 240 centros de mando, desde los que se puede supervisar las condiciones del alumbrado y detectar posibles averías.

La calle San Nicolás de Pamplona el sábado noche tras decararse el Estado de Alerta por el coronavirus. PABLO LASAOSA
La calle San Nicolás de Pamplona de noche. PABLO LASAOSA

Para iluminar las calles y los parques de Pamplona durante las horas nocturnas la ciudad cuenta con más de 34.000 puntos de luz, entre farolas de pie y de fachada, entre otros elementos lumínicos. Todos ellos se programan desde un sistema de telecontrol, que ajusta el horario de encendido y apagado en función de las horas de luz de cada estación del año, de cada mes y de cada día.

El cambio de hora, que se realizará en la madrugada de este sábado supondrá pues un reajuste del horario de encendido y apagado de las farolas.

Para realizar este cambio, como para el encendido y apagado del resto del año, se emplean relojes astronómicos, que consideran la salida y la puesta del sol de acuerdo con la latitud y la ubicación de la ciudad. Esta información se combina, además, con la reportada por diversas fotocélulas que captan el nivel luminoso exterior y complementan al reloj, de manera subsidiaria, en función de las condiciones climáticas de cada día.

De esta forma, el sistema establece en cada momento si es preciso encender o apagar las luces de la ciudad antes o más tarde de lo que correspondería según el reloj astronómico.

Los más de 34.000 puntos de luz se agrupan, a su vez, en 240 centros de mando, desde los que se puede supervisar las condiciones del alumbrado y detectar posibles averías en alguno de los puntos. Estas incidencias en los centros de mando son captadas por dispositivos remotos, que comunican con un puesto central en el que se recogen las anomalías que pudiera haber, convirtiéndose en órdenes de trabajo para la correspondiente reparación o revisión.

Además, en la mayoría de los centros de mando existen reductores de flujo que limitan el flujo luminoso en un 50%. Estos reductores de flujo estabilizan la tensión que llega a las lámparas, de modo que se alarga la vida útil de las mismas. Y, además, de esta forma se limita la energía suministrada, reduciendo el flujo luminoso y de iluminación, aunque garantizando siempre los niveles de iluminación exigidos por el reglamento.

En los circuitos en los que los puntos de luz son de tipo LED, en ocasiones, se añaden nodos de comunicación en los propios puntos, nodos sobre los que es posible actuar de manera individual. Esta situación aporta un control total del punto, aunque tiene como contrapartida la posibilidad de incrementar los problemas de mantenimiento al multiplicar el número de elementos electrónicos.

Es el puesto central el que recibe la información de los más de doscientos centros de mando y el que gestiona todo el sistema de telecontrol de alumbrado de Pamplona, de forma que puede programar acciones comunes a todos ellos o puntuales para cada centro de mando, atendiendo a las incidencias trasladas por los dispositivos remotos.

Mejora la eficiencia energética

En la actualidad, tras las distintas actuaciones de renovación del alumbrado público realizadas en los últimos años, el 23% de las luminarias exteriores de Pamplona son de led. El 77% restante cuenta todavía con lámparas de vapor de sodio de alta presión, que se irán retirando escalonadamente, en función del presupuesto disponible y cuando sea necesario sustituirlas por fallo o avería.  Las lámparas led y los sistemas adicionales de telecontrol permiten reducir el consumo de electricidad sin perder calidad de iluminación. A todo ello se suma también la sustitución de luminarias por otras que iluminan hacia el suelo o con sistemas reflectores en su parte interna superior, para evitar la contaminación lumínica y optimizar el consumo eléctrico.

Todas estas medidas han colocado a Pamplona entre las ciudades más eficientes de España, y con un consumo de 75KWh por habitante y año, frente a los más de 100 KWh de la media nacional y los 90 de países próximos. El objetivo es, poco a poco, ir reduciendo estos niveles para asemejar los consumos a los que se producen en Alemania y que rondan los 65 KWh por habitante y año. 


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