Si Spain is different, Navarra lo es más, y prueba de ello son las fiestas de los Sanfermines. Junto a la Feria de Abril de Sevilla, las Fallas de Valencia o la Semana Santa, son esa celebración que todo turista quiere conocer de nuestro país. Eso sí, muchas de sus costumbres sorprenden a los forasteros.
Está documentado que a mediados del siglo XVI, los pamploneses disfrutaban ya de la lectura del pregón que daba inicio a los festejos bajo el sonido de un gran número de tambores y clarines durante dos jornadas. Año tras año se fueron completando las fiestas con fuegos artificiales, toros y danzas, además de sumar días hasta terminar el día 10 de julio.
En 1926, gracias al autor americano que había llegado tres años antes Ernest Hemingway, las fiestas navarras se globalizaron y pasaron a ser universales a través del libro Fiesta.
Como "extranjero" y amante de las grandes tradiciones de mi país, tuve la oportunidad de acudir a esta celebración en 2018 y, aunque estoy deseando volver a vivirlas, estas son las ocho cosas que más me sorprendieron de la fiesta:
ENERGÍA
Lo nunca visto. Puede que como guipuzcoano, ese carácter frío y cerrado se apoderase de mi y me sorprendiese en exceso, pero puedo asegurar que jamás me había topado con una capacidad de aguante mayor. Hay incluso quienes compiten entre ellos por ver si logran hacer pleno y no dormir casi nada en nueve días. Es cierto que en España existe la tradición de salir de fiesta hasta tarde, pero esa moda de no regresar por la noche y seguir por la mañana con un almuerzo no la conocía.
Me resultó curioso ver como al principio, las ganas y la efusividad se apoderaban de todos los asistentes. Eso sí, cruzado el ecuador de la semana, los forasteros empezaban a decaer mientras el navarro medio mantenía el espíritu y la energía al 100x100 hasta el último minuto. ¿Buena gestión? ¿Mayor aguante? ¿Más experiencia? No lo sé, pero me asombró desde el primer momento.
NORIA DE ANTONIUTTI Y PUESTOS GASTRONÓMICOS
La noria más grande de Europa sumada a una recopilación de lo más pintoresco de la cocina española. Podría haberse tratado de un "engaña guiris", o al menos eso pensé yo, pero me llevé una agradable sorpresa. Por menos de diez euros, me enfrenté a mi vértigo y recargué mis energías, por lo que mi visita a este lugar fue realmente agradable.
En la última celebración (2019), Pamplona no contó con la noria y los puestos de comida por las obras de renovación de la pista de patinaje. Pero confío en que próximamente el consistorio navarro decidirá recuperar estas tradiciones.
DESCONTROL HORARIO
Una de las pocas cosas que tiene en común San Fermín con cualquier Casino es que no sabes en qué hora vives. A partir del segundo día de fiesta, la gente pierde la noción del tiempo y empieza a comer y dormir para subsanar las necesidades básicas.
Da igual dónde, qué o cómo, lo importante es hacer lo necesario para estar física y psicológicamente en condiciones de disfrutar lo máximo posible. En ese sentido, los locales de todo tipo de productos suelen ser flexibles y adaptarse con pequeñas construcciones en los escaparates que ofertan alimentos y bebidas para disfrutar al máximo de la experiencia.
EL PROTAGONISMO DEL VINO
Como guipuzcoano, no esperaba que el calimocho (vino + CocaCola), del que podemos discutir su origen, estuviese tan normalizado en Navarra. No sé si es porque durante estos días no se le hace ascos a nada de color rojo, pero me sorprendió que esta bebida fuese más consumida que incluso la cerveza. Y es que el vino es el protagonista absoluto: pacharán, champán, cava, cubatas... todo proveniente de la uva.
Fueron cartones de vino tinto Don Simón de poco más de un euro y botellas de plástico trasparentes con restos de cóctel los dos objetos que más vi en los suelos de la ciudad cuando mi estado físico no me permitía mantenerme firme más de diez segundos y mi cabeza se zarandeaba a dos palmos del suelo.
RESPETO LOCAL AL ENCIERRO
Como bien confesó Julen Madina, uno de los corredores más conocidos de San Fermín, la masificación del encierro y la poca sucesión de gente joven ha llevado a los más tradicionales a tener que asumir que quienes tienen la "responsabilidad de cuidar, defender y respetar" el encierro son los propios pamploneses.
Y es que no sé si por medrosos, prudentes o generosos, pero los navarros han dejado a los turistas vía libre para recorrer las calles de Pamplona y convertirse en los protagonistas. Al rededor de 2/3 de los participantes en el encierro son extranjeros, y el resto, exceptuando algún valiente que repite cada año, son de distintas partes de España.
MAGRAS CON TOMATE
Tuve la fortuna de salir de fiesta con un casi pamplonés (es de Tudela), y pude catar esta maravilla para el paladar. En un primer momento, he de admitir que me enfadé con mi amigo viendo como mezclaba en una sartén el tradicional y amado por todos jamón serrano con tomate frito y huevo como si de un arroz se tratase, pero al final acabé bajando al supermercado más cercano para comprar más pan porque nos habíamos quedado con ganas de untar hasta la última gota.
INDIFERENCIA EN LA INDUMENTARIA
Es cierto que, los primeros días, todo el mundo suele aparecer bien arreglado con sus camisetas o camisas blancas y el pañuelo rojo. Eso sí, con el paso de los días, se empieza a observar una trasformación camaleónica en la gente y el marrón y el negro pasan a ser el color predominante en los outfits de los asistentes.
Barro o calimocho pude llegar a encontrarme en muchas camisetas, algo que me hizo entender el tradicional dicho de "los norteños no ligan", o al menos en la recta final de los Sanfermines.
ENCIERRO DE LA VILLAVESA
Para todos aquellos que hayan podido dudar de la valentía navarra, mis más sinceras disculpas. No es que eviten correr con los toros por cobardía, es que les sabe a poco, y prueba de ello es su participación en el Encierro de la Villavesa.
Esta tradición arrancó al rededor de 1986. Se lleva a cabo como acto de despedida a las fiestas el día 15 de julio a las 8.00 am, y ahí acuden todos los "supervivientes" que quieren poner a prueba su capacidad de resistencia, llevar al límite su cuerpo y conocer su tolerancia al alcohol antes de dar el adiós definitivo a estas fiestas anuales.
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