Cientos de jóvenes han corrido esta mañana el que ha sido para ellos el último encierro de los Sanfermines del 2018, aunque en este caso no había toros, sino que lo han hecho pegados a la bici de un supuesto Miguel Induráin.
Como manda la tradición, minutos antes de las ocho de la mañana, han entonado por tres veces el cántico que pide a San Fermín la protección de su capote, este año por primera vez representado el santo por una mujer, que, ataviada como él, se ha colocado en la hornacina que ocupa la imagen durante la fiestas en la cuesta de Santo Domingo.
Con el cohete de las ocho de la mañana, todos han comenzado el encierro perseguidos por el ciclista por el recorrido habitual hasta llegar a la plaza de toros, donde el supuesto Induráin ha sido jaleado, vitoreado, aplaudido y cogido a hombros.