El corredor donostiarra de 73 años Juan Miguel Osinalde, el único herido por asta de los Sanfermines 2024, no duda de que el próximo año volverá a correr el encierro, una práctica que lleva haciendo desde que era adolescente.
Lo asegura en una entrevista con EFE este veterano corredor, ingresado desde el pasado 12 de julio cuando un toro de la ganadería de Jandilla le propinó una cornada en la axila en un lance en el que además cayó al suelo, lo que le produjo un traumatismo craneoencefálico.
Pronóstico grave y evolución favorable
Con pronóstico grave y evolución favorable, desde la cama del hospital recuerda que corre en los encierros de Pamplona desde los 15 años, y señala que de más joven, "cuando estaba preparado para correr, salía desde el Ayuntamiento, pero últimamente me pongo en la Cuesta de Santo Domingo", donde tan solo participa el día 7 de julio "para cumplir el rito" de cantar al santo.
Este año no pudo acudir el día de San Fermín y sí se presentó en Pamplona el 12 de julio junto a la novia de su sobrino, de origen galo, aunque en el último momento la policía no dejó a la chica participar porque llevaba un bolso, considerado un elemento peligroso en la carrera.
"Yo estaba cabreado porque no le habían dejado pasar a la francesa", indica el veterano mozo, que recuerda haber escuchado los dos cohetes que se lanzan desde los corrales de Santo Domingo para anunciar que los toros están en la calle "y no me acuerdo de nada más".
Sobre la cogida, que se produjo contra la parte derecha del recorrido, en el muro en el que se sitúa la hornacina en la que los mozos cantan a San Fermín antes de cada encierro para pedir su protección, indica que él suele correr por ese lado porque la manada habitualmente pasa por ese tramo más a la izquierda, "pero esto no son matemáticas", dice sobre lo impredecible de los toros.
También considera incomprensible que ante la llegada del toro él mismo no tuvo el reflejo de lanzarse al suelo, por lo que concluye: "No me dio tiempo".
En todo caso no culpa a nadie de lo sucedido, ni a los corredores, ni a sí mismo ni a los toros, porque "los toros son toros. Son las circunstancias y no se puede culpar a nadie", dice tras recordar con cariño a su "difunto amigo" Julen Madina, otro donostiarra mítico corredor del encierro, que falleció hace años en otras circunstancias.
Tras enterarse de que él ha sido el único corredor este año herido por asta de toro atribuye la circunstancia a que "cada vez la gente viene más preparada, tienen más miedo, hay menos 'patas'", dice en referencia a los inconscientes que participan sin saber dónde se meten. "Al final me ha tocado a mí, pues me ha tocado a mí", dice resignado.
Más de 50 años participando
Antes de esta cornada, pese a que son más de 50 años participando en el encierro, tan solo una vez tuvo un susto, en aquella ocasión en el tramo de Telefónica, cuando un toro se dio la vuelta y se fijó en Osinalde que, vestido de rojo -recuerda incidiendo en el mito de que los toros tienen querencia por este color-, escapó por los pelos de una segura cornada al refugiarse bajo los tablones del callejón.
En todo caso, y preguntado a respecto, asegura que el próximo 7 de julio tiene la intención de continuar con su tradición y volver al encierro a cantar al santo en Santo Domingo: "Soy muy maniático, muy tradicionalista, el 7 de julio del año que viene si Dios quiere estaré con mi periódico".
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