Han madrugado muchas veces en Mallorca para ver los encierros por televisión, pero esta vez no ha hecho falta poner el despertador. Han estado allí, en primera fila, sobre uno de los balcones de la calle Estafeta, vibrando al paso de los toros de Fuente Ymbro y los mozos.
“Verlo en directo es espectacular”, repiten sin dudarlo. Lo han vivido como se vive un sueño cumplido. Con emoción, sorpresa y muchas ganas de repetir la visita a Pamplona durante las fiestas de San Fermín.
Han presenciado el Chupinazo desde el centro de la plaza del Ayuntamiento, donde llegaron a las diez y media de la mañana. “Nos colocamos en el centro mismo. Al principio todo iba bien, pero cuando la marea empezó a moverse, impresiona mucho".
"Pasamos algún apuro. No nos arrepentimos, aunque nos asustamos un poco”, confiesan. Y desde ese momento, no han dejado de asombrarse. “Sabíamos que había mucha fiesta, pero no a este nivel. Es un no parar”.
Vienen de Sóller, en la isla de Mallorca, y han aterrizado por primera vez en Pamplona con un plan claro: vivir los Sanfermines al máximo. Se trata de dos parejas de amigos que han viajado juntas: Sebastián Aguilló y Juan Castañer, junto a Inés y Gode, sus respectivas parejas, belgas de origen pero mallorquinas “de toda la vida”.
El grupo ha reservado su balcón en octubre del año pasado y asegura que la espera ha merecido la pena. “Solo el hecho de estar aquí y tener el privilegio de un balcón en Estafeta es algo que recomendamos totalmente”, comenta Sebastián. Para ellos, el encierro en vivo ha sido mucho más impactante de lo que esperaban. “Lo habíamos visto muchas veces por televisión, pero vivirlo así es otra cosa completamente distinta”.
Están alojados en un hotel muy céntrico, lo que les ha permitido sumergirse por completo en el ambiente festivo. “Nos ha sorprendido muchísimo la amabilidad de la gente, tanto en las tascas como por la calle. La ciudad entera está volcada”, señalan.
No se han conformado con ver los toros por la mañana. También han acudido por la tarde a la corrida de rejones en la plaza de toros, donde actuó Lea Vicens. “La plaza nos ha parecido fantástica. No sabíamos que tenía tanto aforo. Lo estuvimos mirando y vimos que es la cuarta del mundo por capacidad. Es como un estadio, una pasada”, explican. Les encantaría repetir, aunque las entradas para la siguiente corrida están agotadas. “Tenemos un contacto y tal vez podamos apañarlo”, comentan entre risas.
Han planeado una estancia total de cinco días y ya han notado el contraste entre la Pamplona previa al inicio de fiestas y la ciudad desbordada de energía desde el día 6. “Antes ya había ambiente, pero lo que hemos visto desde el Chupinazo... no tiene nada que ver”, remarcan.
Son muy taurinos, lo dicen sin rodeos. “Siempre que hay toros en Mallorca vamos”, asegura Juan. Por eso, tenían claro que en algún momento de sus vidas vendrían a Pamplona. Ahora, después de vivirlo de cerca, lo tienen aún más claro: “Repetiremos seguro. Aunque no entraremos otra vez en el Chupinazo”, matiza Sebastián con una sonrisa.
Además, han querido conocer algo más que el bullicio festivo. Han contratado una guía para descubrir los rincones más emblemáticos de la ciudad. “Vale la pena hacerlo así, porque si vas por libre te pierdes muchas cosas importantes”, concluye.
