En una carta publicada este domingo junto a los obispos vascos con motivo de la festividad de Pentecostés, los prelados abordan los "desafíos contemporáneos de la educación".
En una carta publicada este domingo con motivo de la festividad de Pentecostés, el arzobispo de las diócesis de Pamplona y Tudela, junto a los obispos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián, ha sostenido que los centros educativos católicos “deben fomentar la pertenencia a la Iglesia”.
La carta, centrada en el ámbito educativo, donde la Iglesia, según los obispos, “ha ofrecido durante siglos un servicio ingente”, de un modo especial allí donde se detectaban “serias carencias”. Asimismo, los obispos han agradecido a las órdenes, congregaciones e institutos religiosos, “que viven con pasión y entrega el carisma educativo, unificando en su vida y en su acción la pedagogía, la espiritualidad y la pastoral”.
En la carta, el episcopado navarro y vasco advierten de que hoy en día hay un “riesgo” de que “no sea debidamente salvaguardado el derecho y el deber que asiste a los padres de educar a sus hijos según sus propias convicciones”. Además, lamentan que desde “determinados ámbitos” se ponga en tela de juicio “el derecho que asiste a personas jurídicas a crear centros docentes”.
UNOS DOCENTES BIEN FORMADOS
El documento, además, anima a los centros educativos católicos a “no relegar ni delegar en agentes que no comparten ni testimonian vitalmente el ideario del centro aspectos fundamentales de la educación, como son la dimensión espiritual, la igual dignidad del hombre y la mujer o el valor y dignidad de la vida en todo su recorrido”. Para los obispos, el perfil y la elección de los equipos directivos es decisivo para “asegurar la identidad y misión de los centros desde una perspectiva netamente evangélica".
Tras insistir en que los centros educativos confesionales deben "fomentar la pertenencia a la Iglesia", los prelados afirma que los centros educativos católicos deben ser "lugar de evangelización y de experiencia eclesial". A su juicio, la aconfesionalidad del Estado "no debe interpretarse como el destierro del hecho religioso de la educación", sino que éste debe facilitar y posibilitar el ejercicio del derecho fundamental de las familias y de todos los ciudadanos en materia religiosa, sin discriminación".
El episcopado ha reclamado a las administraciones que el derecho de libre elección de educación y de centro "sea una realidad y no quede en la práctica impedido o limitado para las familias que desean que sus hijos sean educados en centros católicos o en otros, siempre de acuerdo a sus principios y convicciones".
Sobre la asignatura de religión, los prelados piden a los centros que "cuiden y formen con especial esmero a los docentes que se han de encargar de impartir esta disciplina fundamental". Consideran que esta asignatura, que "evalúa la adquisición de conocimientos, no la fe del alumno", es "académicamente equiparable a las demás y válida también para los no creyentes". Por último, los obispos han mostrado su "gratitud" al profesorado de religión, "particularmente en la escuela de titularidad pública, donde realiza su labor en muchos casos con dificultades sobreañadidas"
