• sábado, 07 de diciembre de 2024
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SOCIEDAD

Fátima Sánchez, la pamplonesa de 17 años que se ha metido a monja de clausura

La joven de Barañáin ha concedido una entrevista en Religión en Libertad donde explica el camino hasta tomar esta decisión y los motivos.

Fátima Sánchez Izquierdo ingresa este sábado en el convento de las carmelitas de Zarautz (Guipúzcoa). MARTA LEÓN / RELIGIÓN EN LIBERTAD
Fátima Sánchez Izquierdo ingresa este sábado en el convento de las carmelitas de Zarautz (Guipúzcoa). MARTA LEÓN / RELIGIÓN EN LIBERTAD

Fátima Sánchez Izquierdo tiene diecisiete años y desde el pasado sábado 18 de septiembre es monja de clausura.

Tras terminar sus estudios en el Colegio Miravalles, esta joven decidió que su voluntad consistía en ingresar en el Monasterio del Buen Pastor de Zarauz para convertirse en Carmelita.

"Tengo muchas ganas de entrar, estoy bastante ilusionada. También hay días que tengo un poquito de miedo, pero luego me pongo a rezar y, como en realidad me tiro a los brazos de Dios…, pues se me pasa el miedo, porque sé que me quiere muchísimo", reconocía Fátima en una entrevista publicada en Religión en Libertad hace escasos días.

La conversación se produjo en el domicilio de Barañáin donde residía junto a su hermano, dos años más joven, y sus padres Carlos e Inma y recorre el camino de Fátima hasta tomar esta decisión y sus motivos

"En mi familia siempre me han transmitido la fe, desde hace años hemos compartido vivencias con los Focolares, el Opus Dei, Equipos de Nuestra Señora… y desde hace más de dos años participamos también semanalmente en las alabanzas que organiza el Grupo de Renovación Carismática “Torre de David”, comentaba la joven.

Cuenta también que fe ha tenido siempre, "unos momentos más que otros", pero que hace un par empezó participar en las alabanzas y poco a poco redescubrió el amor de Dios y su vida empezó a centrarse, de nuevo, en él.

En la entrevista rememora la primera vez que sintió la vocación. Estaba en 2º de la Eso y acababa de leer un libro de Santa Teresa de Calcuta. "Cuidar a los más pobres entre los pobres, por amor a Dios me parecía que era lo máximo a lo que un cristiano puede llegar, lo más radical y extremista", explica sobre aquel recuerdo.

Fátima Sánchez Izquierdo en el domicilio familiar en Barañáin. MARTA LEÓN
Fátima Sánchez Izquierdo en el domicilio familiar en Barañáin. MARTA LEÓN

Sin embargó, Fátima terminó sustituyendo esa idea por la de "llegar a todas las personas del mundo a través de la oración".

"Al comenzar bachillerato, empecé a acudir con mi padre a las alabanzas carismáticas del grupo “Torre de David” y empecé a ir a catequesis con un grupo de jóvenes, en la Parroquia de Ermitagaña. Fui retomando mi trato con Dios, en la oración y fui sintiendo que quizá el Señor me llamaba a una entrega total".

Esa entrega total de la que habla generó, tras una búsqueda en Google de 'tipos de monjas', en el descubrimiento de las Carmelitas y su modelo de vida.

"Como católicos practicantes, el tema de la vocación fue algo a lo que estábamos abiertos, es decir, siempre pensamos que podría ser una posibilidad más, tanto con Fátima como con su hermano. Lo que nunca hubiéramos esperado es que nos lo dijera en ese momento, tan joven… y a Carmelita Descalza", confesó su padre en la entrevista.

Después de un primer contacto, la priora del Monasterio del Buen Pastor de Zarauz le dio su teléfono y durante el año de 2º de bachillerato fue invitada a pasar una estancia con la comunidad. "Como no podía entrar en la clausura, compartía con ellas los ratos de oración en la iglesia y mientras ellas trabajaban yo me quedaba en mi cuarto estudiando o pasaba algún rato en el locutorio hablando con alguna de ellas. Volví a casa súper contenta y convencida de que volvería de nuevo. De hecho, yo no paraba de preguntar a mis padres cuándo podría volver otra vez", recuerda sobre aquella visita.

Había sido tal su vivencia que tras una segunda estancia, Fátima decidió que ya no iba a volver a pasar una noche allí si no era para quedarse llegando a la conclusión de que su camino no era la universidad sino la clausura.

"Hay gente que me dice que soy muy valiente, pero yo no lo creo, el valiente es Dios que me ha elegido", concluye su testimonio en Religión en Libertad

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