• sábado, 28 de junio de 2025
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COMERCIO LOCAL

El histórico bar de Pamplona que ya no va a dar más almuerzos en San Fermín junto a la plaza de toros

Desde hace meses, una de las fachadas más reconocibles para quienes frecuentan los Sanfermines ha dejado de abrir su persiana metálica.

Interior del bar El Ruedo en Pamplona con dos cabezas de toro disecadas. Navarra.com
Interior del bar El Ruedo en Pamplona con dos cabezas de toro disecadas. Navarra.com

Se han acabado los almuerzos con huevos fritos “con lo que se quiera”, las cazuelicas de ajoarriero y el aroma a rabo de toro recién hecho a primera hora de la mañana. Ya no hay camareros entrando y saliendo sin descanso, ni listas de reservas que se llenan solas antes del 6 de julio. Tampoco se oye el murmullo de cuadrillas que cada año repetían ritual frente a la misma barra.

Es un establecimiento que está muy cerca de la Plaza de Toros de Pamplona, a pocos metros del conocido bar restaurante Tomás y del bar restaurante La Escalera que dirigen cuatro hermanos.

Desde hace meses, una de las fachadas más reconocibles para quienes frecuentan los Sanfermines ha dejado de abrir su persiana metálica. En su lugar, un cartel de ‘Se vende’ ha tomado el protagonismo. Y quienes pasaban por allí estos días, esperando ver movimiento con la cercanía de las fiestas, solo han podido mirar con nostalgia los carteles que aún muestran los precios de menús, platos combinados y bebidas de los últimos años.

El local, que durante 42 años ha sido parada obligatoria antes y después del encierro, ha bajado la persiana para siempre. La decisión ha sido de la familia que lo ha regentado desde 1982, cuando Feli Nieto y Vicente Lacarra compraron un restaurante ya marcado por el ambiente taurino.

Entonces, en su interior ya colgaba la cabeza de un Miura con historia: ‘Silletero’, un toro de 610 kilos que corrió el encierro del trágico 8 de julio de 1977, cuando un tapón en el callejón costó la vida al pamplonés José Joaquín Esparza, de 17 años.

Desde hace más de cuatro décadas, ha sido su hijo, Joaquín Lacarra Nieto, quien ha dirigido el negocio. Comenzó a trabajar en él con solo 14 años, heredó la receta del ajoarriero de su madre y aguantó al frente del mostrador hasta que decidió retirarse tras los Sanfermines de 2024, cerrando con discreción una etapa que ha marcado a varias generaciones.

Empezamos con los almuerzos a las 8 de la mañana. Damos 200 o 300 hasta las 12 del mediodía y terminamos de dar comidas a las 5 de la tarde”, recordaba en una entrevista concedida a Navarra.com el pasado julio. Explicaba que muchos de los clientes eran habituales y que el bar se llenaba sin hacer apenas reservas: “Daremos 130 el día 6 y los demás igual damos 250 almuerzos o más. Aquí siempre almuerza todo el que viene”.

El menú no necesitaba adornos: comida casera, tradicional y en cantidades industriales. “Lo más clásico y lo que más se pide son los huevos con lo que sea y luego el rabo, el ajoarriero y la carrillera”, contaba. Durante las fiestas, decía, apenas dormía: “Yo los dos primeros días no duermo y el resto un poco más”.

Fachada del bar El Ruedo con el cartel de Se vende en la calle Olite de pamplona. Navarra.com
Fachada del bar El Ruedo con el cartel de 'se vende' en la calle Olite de Pamplona. Navarra.com

Cada San Fermín, organizaba un equipo de hasta 16 personas con varios turnos. “Si pagas consigues gente buena y hay que pagar la cama, la comida y la hora de trabajo. Les busco todo y son profesionales. Son gente de fuera. La gente de Pamplona no se ofrece”, señalaba.

El momento más fuerte del día era la entrada y salida de los toros, seguida de las comidas, que llegaban a superar las 400 al día. Por las noches, seguían con cenas, bocadillos y terraza. A pesar del aumento de costes —“la comida ha subido casi un 30%”, decía—, lograban salvar cuentas gracias al volumen de ventas. “Para mí San Fermín es más de la mitad de lo que vendo en todo el año, seguro”.

Todo eso quedará ya en el recuerdo. Lo que fue uno de los restaurantes más emblemáticos frente a la Plaza de Toros de Pamplona, en la calle Olite 4, que no volverá a abrir sus puertas este mes de julio.

Hablamos del bar El Ruedo, un clásico que ha dicho adiós tras una vida entera de servicio, cocina y fiesta. Ahora, su historia cuelga de un cartel de venta y de la memoria de quienes, durante más de cuatro décadas, almorzaron allí al ritmo de San Fermín.

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