FISCALIDAD
¿Quién debe usar la factura electrónica? Excepciones y obligaciones explicadas
La factura electrónica está transformando la forma en que empresas y autónomos gestionan sus transacciones en España.

Con la Ley Crea y Crece como motor, su uso dejará de ser opcional para convertirse en obligatorio en los próximos años. En Navarra, donde el tejido empresarial combina tradición e innovación, entender quién debe usarla, qué excepciones existen y cómo prepararse es esencial. Este artículo aclara estas dudas de manera práctica y directa, para que puedas adaptarte sin complicaciones.
Una factura electrónica es un documento legal emitido, enviado y recibido en formato digital, como XML o Facturae, que cumple los mismos requisitos que una factura en papel. No es un simple PDF, ya que debe garantizar la legibilidad, la autenticidad del origen y la integridad del contenido, por lo que es necesario encontrar información sobre factura electrónica para tener claras todas sus particularidades.
A diferencia de los formatos no estructurados (como PDFs sin datos legibles por máquinas), los estructurados permiten procesar la información automáticamente. Su objetivo principal es agilizar la gestión administrativa, reducir costes, combatir el fraude y minimizar la morosidad. En un entorno empresarial cada vez más digital, la factura electrónica es un paso clave hacia la modernización.
La Ley 18/2022, conocida como Ley Crea y Crece, aprobada el 28 de septiembre de 2022, impulsa la digitalización de las relaciones comerciales en España. Entre sus objetivos están facilitar la creación de empresas, fomentar su crecimiento y reducir la morosidad. El pilar central de esta normativa es la obligatoriedad de la factura electrónica para transacciones entre empresas y profesionales (B2B).
Esta ley complementa otras normativas, como la Ley Antifraude y el sistema Verifactu, que refuerzan el control fiscal. Sin embargo, los plazos concretos dependen del reglamento de la Ley Crea y Crece, cuya aprobación ha sufrido retrasos, afectando las fechas previstas para su implementación.
La factura electrónica ya es obligatoria para las empresas que facturan a administraciones públicas (B2G) desde 2015, utilizando plataformas como FACe o FACeB2B. Sin embargo, la extensión de esta obligación a las transacciones entre empresas (B2B) sigue un calendario escalonado:
Además, las empresas deberán informar a la Agencia Tributaria sobre los estados de las facturas (aceptación, rechazo o pago), lo que añade una capa de transparencia. A pesar de los retrasos, la transición es inevitable, y anticiparse es clave para evitar sanciones. En Navarra, donde muchas pymes operan en sectores como la agroindustria o la tecnología, estar preparados es especialmente importante.
La Ley Crea y Crece establece que todas las empresas y autónomos que realicen transacciones B2B deben emitir y recibir facturas electrónicas. Esto incluye:
Para transacciones con la administración pública, el uso de la factura electrónica ya es obligatorio a través de plataformas como FACe.
Aunque la factura electrónica será la norma en transacciones B2B, existen excepciones importantes:
Es fundamental que las empresas navarras revisen su situación para confirmar si están exentas o no, ya que el desconocimiento no exime de sanciones.
Adoptar la factura electrónica no es solo una obligación, sino una oportunidad para mejorar la gestión empresarial:
Según la Cámara de Comercio de Navarra, las empresas que adoptan estas herramientas digitales mejoran su competitividad, un aspecto clave en un mercado globalizado.
La transición a la factura electrónica requiere planificación detallada para no perder de vista ningún detalle:
Las pymes y autónomos navarros pueden aprovechar recursos locales, como los programas de digitalización de la Cámara de Comercio, para facilitar este proceso. La factura electrónica es un paso decisivo hacia la digitalización del tejido empresarial en España y Navarra. Aunque los plazos han sufrido retrasos, su obligatoriedad es un hecho, y adaptarse a tiempo es clave para evitar sanciones y aprovechar sus beneficios. Desde el ahorro de costes hasta la mejora en la gestión, este cambio ofrece oportunidades para que empresas y autónomos sean más eficientes y competitivos.