• sábado, 14 de diciembre de 2024
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SOCIEDAD

Urri, el primer águila de su especie nacida en Navarra, sobrevive a un grave problema de salud

Han conseguido que el primer ejemplar de águila de Bonelli nacido en Navarra emprenda el vuelo, un hito sin precedentes.

Urri, el águila perdicera que ha sobrevivido en la Foz de Lumbier. EDUARDO BLANCO / GOBIERNO DE NAVARRA
Urri, el águila perdicera que ha sobrevivido en la Foz de Lumbier. EDUARDO BLANCO / GOBIERNO DE NAVARRA

Una nueva especie de ave surca los cielos de Navarra en la Foz de Lumbier y la Sierra de Leire. Se trata de 'Urri', un águila perdicera o águila de Bonelli que ha logrado volar en Navarra después de ser tratada por una infección de tricomoniasis.

'Urri' nació el 26 de marzo de 2024 tras completar los 39 días de incubación en el nido construido por sus padres 'Lizar' y 'Sielva' en la Foz de Lumbier. El polluelo permaneció en el nido hasta el 10 de junio, acompañado por su madre 'Lizar', quien continuó durmiendo en el nido junto a él, y su padre 'Sielva', que se posaba en un lugar cercano con vista a la zona.

Sin embargo, el personal técnico de Medio Ambiente detectó que la cría sufría una infección que le impedía alimentarse, por lo que tuvo que intervenir para curarla. Finalmente, lograron que el primer ejemplar de águila de Bonelli nacido en Navarra lograra emprender el vuelo, un hito sin precedentes en los últimos años a pesar de numerosos intentos anteriores.

La cría es fruto del proyecto de recuperación del águila Bonelli que el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente lleva a cabo, bajo los proyectos LIFE Bonelli y Aquila a-LIFE, en las últimas décadas. En concreto, la liberación en 2015 en Lumbier del ejemplar, conocido como ‘Sielva’, procedente de las instalaciones del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) de Madrid ha sido el primer paso para conseguir que un nuevo ejemplar vuele en Navarra.

Este macho siempre ha estado acompañado de una hembra. En un primer momento su compañera fue ‘Ibarra’, ave liberada en 2016 que permaneció con el macho hasta 2017, hasta iniciar su fase dispersiva. Tras ‘Ibarra’, llego ‘Arrangoiti’, ejemplar que regresó a Lumbier, tras ser tratada en el Centro de Recuperación de Ilundáin y pasar por Portugal en su época dispersiva; ave que actualmente reside en Gallipienzo. La última pareja de ‘Sielva’ es ‘Lizar’, de la que se tiene constancia en la zona desde 2021.  

Esta última pareja ha tenido varios intentos de nidificación en los últimos años, varios de ellos en la cantera de Lixkar de Liédena, donde resultaba muy complicado que la reproducción pudiera llegar a buen término. Para tratar de conseguir que se desplazasen a otras zonas más propicias, el Grupo de Intervención en Altura de Guarderio Forestal (GIAN) instaló tres plataformas en roca en las cercanías y los técnicos de GAN-NIK colocaron dispositivos disuasorios en la cantera en el periodo previo a la selección de territorios. De este modo la pareja de aves optó por abandonar la cantera y construir el nido en la Foz de Lumbier, lugar en el que ha nacido el pollo ‘Urri’. 

En el momento de proceder al anillamiento de ‘Urri’ para poder realizar su seguimiento, el personal técnico de Medio Ambiente descubrió que la cría padecía una importante infección por tricomonas. Es una infección causada por el protozoo parásito ‘Trichomonas gallinae’ que infecta principalmente la mucosa orofaríngea y del buche, causando lesiones severas que pueden causar la muerte de las aves por asfixia o por inanición, al impedirles tragar, o provocar una infección sistémica letal. 

Tal y como explican técnicos de Medio Ambiente, “el pollo se encontraba muy delgado y tenía el esófago muy cerrado lo que hubiese provocado su muerte por inanición en pocos días, pero puedo ser tratado para combatir la infección y se recuperó en poco tiempo”. 

El polluelo es uno de los nuevos ejemplares que el personal del Departamento de Desarrollo Rural Medio Ambiente y la sociedad pública Gestión Ambiental de Navarra vigila con objeto de lograr que el águila Bonelli se asiente y reproduzca en Navarra. “Una labor clave y fundamental para el equilibrio de nuestros ecosistemas y por tanto de la biodiversidad”, explica Aritz Zaldúa, técnico de Gestión Ambiental de Navarra. 

A día de hoy, en el territorio navarro, se tiene constancia del asentamiento de seis aves, de las 53 que han sido liberadas entre 2011 y 2022 proceden de Francia, Madrid, Andalucía y Mallorca y todas ellas cuenta con anillas identificativas con un emisor de GPS que permite al equipo técnico realizar un seguimiento exacto de sus movimientos. De ese modo, se puede analizar el comportamiento de cada ejemplar y tomar las medidas necesarias para el mantenimiento poblacional de esta especie. 

Este seguimiento GPS ha permitido conocer sus desplazamientos por toda la península ibérica y cuáles han sido las causas de muerte de los ejemplares que han fallecido entre las que sobresale la electrocución, la colisión con aerogeneradores y los disparos fuera de la Comunidad Foral y la inadaptación a la vida silvestre y la depredación por águila real en los ejemplares muertos dentro de Navarra. 

La metodología que se aplica para la liberación de ejemplares está basada en la filopatria, que consiste en la capacidad de las aves reintroducidas de volver a la zona donde fueron liberadas, después de la dispersión juvenil, para regentar su propio territorio de cría. Así, se ha comprobado que la existencia de ejemplares en una determinada zona supone un efecto llamada para otras aves silvestres. Tras esta labor en Navarra existen dos territorios históricos recuperados, Kaparreta y Foz de Arbayun-Sierra de Leire. 

Entre las medidas adoptadas para lograr la conservación de estas aves, se encuentran, entre otras, la corrección de tendidos especialmente peligrosos, la instalación de elementos salva pájaros en las balsas de agua o los desbroces de vegetación y creación de puntos alimentación suplementaria para la especie. Además, el Gobierno de Navarra ha impulsado una importante línea de ayudas para instalar protectores en torres de alta tensión. 

Tal y como explica Aritz Zaldua, técnico de GAN, “tras veinte años, el águila Bonelli ha vuelto a criar en Navarra y se ha incrementado el número de territorios que ocupa la especie”. A lo que añade que, “el trabajo ha sido apasionante y muy enriquecedor, tanto por los resultados obtenidos, como por el apoyo y compromiso personal técnico de la administración, entidades locales, sociedades de cazadores, empresas locales, etc.”

El éxito reproductor, desde que volase un polluelo de la pareja de Echauri en 2004, es consecuencia del trabajo realizado bajo los proyectos LIFE en el que el Gobierno de Navarra ha participado junto con equipos técnicos de Madrid, Álava, Mallorca, Andalucía y Cerdeña. Además, destaca la colaboración de diferentes agentes del territorio con los que se han establecido acuerdos de custodia y cooperación que han servido para establecer sinergias con el reforzamiento poblacional, la sensibilización y mejora del hábitat para el águila perdicera, imprescindibles para restablecer la población de esta especie en Navarra.

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