La actuación se inicia tras la comisión por parte de la Sala CIMAC, a uno de los “zetas” que patrullan las calles de Pamplona, para que tratara de encontrar a un camionero que llevaba desparecido 2 días sin dar “señales de vida”, según denuncia realizada por su esposa y también por la empresa responsable del camión.
Los miembros de la Brigada de Seguridad Ciudadana, encontraron el camión con la información aportada por su empresa estacionado en un polígono de la comarca de Pamplona, pero no se consigue encontrar a su conductor, por lo que en esta primera actuación se solicitó permiso a la empresa de transportes responsable, para que se pudiera fracturar el cristal del camión y asegurar de ese modo que el mismo se encontraba vacío, pudiendo comprobar que era así.
Desde ese momento y con la filiación y características físicas del hombre desaparecido se intensificó su búsqueda por los indicativos en servicio, consiguiendo varias horas después, localizarlo caminando desorientado sin rumbo y aparentemente embriagado en las inmediaciones del aparcamiento.
Acto seguido le invitaron a acompañarles a dependencias policiales para entregarle en ese acto sus efectos personales que se recuperaron del interior del camión por la fractura del cristal para asegurarlos y depositarlos posteriormente en la ODAC.
Ante su negativa a desplazarse a dichas dependencias en la calle General Chinchilla, fue acompañado al camión tal y como fue su deseo con intención, según él, de descansar, manifestando que no se encontraba en su mejor momento personal.
Ante esta decisión, los componentes del indicativo policial, no se quedaron tranquilos y decidieron no dejar completamente la vigilancia, aunque sin invadir en ningún momento la intimidad del interesado y respetando su legítimo derecho a estar en su vehículo.
Desgraciadamente el temor de los policías tenía fundamento y 20 minutos después pudieron intervenir urgentemente tras ser comisionado nuevamente por la Sala, que había atendido el aviso de la mujer del hombre, donde comunicaba la llamada de despedida de su marido, con claras intenciones autolíticas.
Su inmediata intervención y aviso a los Servicios de Emergencia posibilitaron que la ingesta de en torno a 50 pastillas, no hicieran el efecto buscado, logrando de este modo salvar la vida del camionero al que la vida le ha dado una nueva oportunidad.
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