El Supremo ha condenado a cuatro años y medio de cárcel por estafa a Wilson O., un ciudadano extranjero que se hizo pasar por primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos frente a una mujer española, doctora en Marbella (Málaga), a quien conoció en las redes sociales y a la que timó 650.900 dólares después de enamorarla (más de 620.000 euros).
Los hechos sucedieron en marzo de 2014 cuando Wilson contactó con la víctima, Ana María, una doctora residente en Marbella, a través de Facebook, y se hizo pasar por el primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Rashid Al Maktum. Como falso jeque, solicitó su amistad a través de la mencionada red social.
Una vez trabado el contacto se sucedieron los halagos al perfil de la víctima, las muestras de interés en ella, incluso una proposición de matrimonio asegurándole que, si aceptaba, su vida cambiaría.
La conversación que se iniciara a través de mensajes de Facebook continuó luego por videoconferencias realizadas a través de la plataforma Skype.
En ellas, el estafador, "empleando una manipulación informática, insertaba, junto a la imagen real del primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos", su propia voz, "generando así en la víctima la absoluta creencia de que su interlocutor era el propio Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos", señala el relato de hechos de la sentencia.
"El falso jeque conversaba con ella de forma coherente, natural, espontánea y perfectamente creíble", añade la sentencia.
Se sucedieron entonces "continuos mensajes de afecto y amor con el propósito de vencer en la víctima la racional resistencia y conseguir ganarse su profunda confianza para así obtener dinero bajo las más insospechadas excusas y la promesa de compensarla económicamente mediante una donación sustanciosa".
Con ello el reo logró su objetivo y "Ana María, convencida de que su enamorado interlocutor era el Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos, realizó transferencias" por valor de 650.900 dólares.
Los motivos para conseguir que la mujer hiciera las transferencias eran siempre engañosos.
Así, en una ocasión el estafador le explicó a su víctima que "las transferencias realizadas hasta la fecha irían destinadas a ayudar a sirios inocentes que morían en la guerra".
"El falso jeque añadió, ante la desconfianza de ella, que si no los ayudaba él directamente era por evitar incidentes diplomáticos, ya que se trataba de un asunto político entre naciones; además, si ella accedía a adelantar ese dinero, el falso jeque la compensaría con una donación por importe de 1.500.000 de euros", cuenta la sentencia.