La foto de San Fermín del tres de marzo: Álvaro Barrientos

(09/07/2007) Uno de los toros de Fuente Ymbro atraviesa el estrechamiento del callejón que da acceso al redondel de la plaza de toros (Foto AP/Álvaro Barrientos, cortesía del autor)
El fotorreportero Álvaro Barrientos, colombiano de nacimiento y pamplonés de adopción, ha cubierto los Sanfermines durante cuatro décadas, en su mayor parte para Associated Press (AP). La foto de San Fermín de este tercer escalón, tomada por Barrientos, corresponde a un encierro desde las gateras del callejón que da paso al redondel de la plaza de toros. 

Gatera, en el uso habitual del término, hace referencia a un pequeño orificio en la pared, tejado o puerta para que puedan entrar y salir los gatos. Ahora bien, este vocablo ha tenido tradicionalmente un fuerte arraigo en Navarra en donde se ha utilizado con otros significados.

Así, por ejemplo, el Vocabulario Navarro de José María Iribarren incluye la siguiente acepción: “Abertura en la parte trasera de los pantalones de los chicos para que éstos puedan hacer sus necesidades sin tener que desabrocharse ni bajarse los pantalones”. Adicionalmente nuestros políticos hacen uso de la palabra con expresiones, como: “Dejar pelos en la gatera” o “Colar por la gatera”.

En el encierro, como todos sabemos, la cuesta descendente del angosto callejón que da acceso al albero de la plaza de toros, es un punto de peligro en donde se han producido situaciones muy dramáticas. Recordemos que el primer encierro tras la pandemia, el del 7 de julio de 2022, se formó un aparatoso montón sin graves consecuencias; dándose la coincidencia de que se cumplía el centenario de la plaza de toros y que en su inauguración también se formó una montonera de mozos. Ciertamente, los cinco montones más trágicos han tenido lugar en ese punto.

De todos ellos, el que marcó un antes y un después fue el del 9 de julio de 1975. Frente al considerable muro de corredores formado a la salida del callejón, las reses se comportaron de forma distinta. Los cabestros, conocedores del recorrido, franquearon la muralla humana pisando y saltando; mientras que los toros se dieron la vuelta hacia Telefónica creando peligro a diestro y siniestro. Uno de los toros de vuelta hacia el coso, asestó una cornada mortal a Gregorio Górriz Sarasa (41 años) en la pared izquierda del túnel. Aquel trágico encierro se saldó además con 16 heridos graves, un sinfín de heridos leves y contusionados.

Aquel mismo año se tomaron medidas para evitar o mitigar incidentes como el ocurrido; se perforaron unas aberturas a la altura del suelo -denominadas gateras- en los tabiques laterales del callejón para que sirviesen de escapatoria a los corredores involucrados en casos de montonera o peligro. Estas gateras han sido muy eficaces, se dice que en algún encierro han podido evadirse por estas aberturas hasta doscientos corredores.

No obstante, el 8 de julio de 1977 al formarse un montón en el callejón, se revivió la angustia sufrida dos años antes. Algunas reses se volvieron hacía Telefónica. Afortunadamente muchos corredores pudieron escapar por las gateras; sin embargo, nada pudo hacerse por el joven José Joaquín Esparza (17 años) que falleció por el pisotón de un cabestro que le aplastó una costilla que le atravesó el corazón.

De todos los sucesos ocurridos en el callejón, el que tuvo gran repercusión mediática fue el del 12 julio de 2004. Uno de los corredores más famosos, perteneciente al grupo de los divinos, Julen Madina, al toparse con un montón formado en el túnel de paso al ruedo, fue corneado por un toro hasta en cinco ocasiones. En realidad, aquel día se formaron dos montones en el estrecho callejón, uno en la parte derecha y otro en el centro. El corredor de Hernani escapó por la gatera con la ayuda del empleado de la Plaza de Toros, Manuel Irigoyen, el llamado “guardián del callejón”.

Por lo que sea algunos fotógrafos se fijaron en las gateras como un punto de toma singular. Durante un tiempo el acceso estaba muy restringido a los fotorreporteros que preferentemente ocupaban las gateras del lado derecho pues las reses generalmente barren este lado desde la curva de Telefónica. Con todo, Jim Hollander, José Torregrosa, David Artigas y Cristina Abadía han sido algunos que han podido fotografiar el encierro desde las esas gateras. Se ha dado la circunstancia de que 8 de julio de 2005 un fotógrafo ayudó a meterse por la gatera a Josetxo Espada, fuertemente contusionado en el túnel.

Dentro de la historia dramática del callejón ha habido hechos de verdadera humanidad como el sucedido el 14 de julio de 2006 y protagonizado por el corredor riojano Mariano Frías, enfermero de profesión, que empujó por las gateras al joven canadiense J.K.R que padecía un fuerte traumatismo facial por haber sido pisoteado.

(09/07/2007) Uno de los toros de Fuente Ymbro atraviesa el estrechamiento del callejón que da acceso al redondel de la plaza de toros (Foto AP/Álvaro Barrientos, cortesía del autor)

La foto del escalón de hoy, está tomada el 9 de julio de 2007 por el fotoperiodista Álvaro Barrientos (enlace al artículo). Fue un encierro de la ganadería de Fuente Ymbro con duración de 2:46 minutos: una carrera limpia, sin cornadas. De todos modos, a su paso por el callejón algún corredor tropezó, llegándose a formar un pequeño montón sin ninguna repercusión salvo la pérdida de alguna zapatilla. Por suerte, algunos mozos tuvieron tiempo para ponerse a resguardo por la gatera derecha.

El autor de la instantánea nos cuenta la historia de la misma: “Me costó mucho que me diesen permiso para estar ahí. Por fin, me llaman la víspera para decirme que fuese a las 7:45 de la mañana. Dudaba si me iba a dar tiempo”. A la mañana siguiente a la hora convenida, “me presenté. El encargado (Manuel Irigoyen) me abrió la puerta a las 7: 55 y me dijo que me echase allí. Yo nunca había estado allí. Me eché en el suelo con un gran angular de 16 mm”.

La foto, en parte por el contrapicado y en parte por la óptica, magnifica el grandioso volumen del toro bravo, frente a la pequeñez de los corredores. Refleja un momento del encierro de Pamplona con peligro, pero sin morbosidad. Llama la atención el habilidoso corredor del primer plano, que al caer hace una pirueta y se protege eficazmente la cabeza con las dos manos.

Es evidente que aquella instantánea marcó a Barrientos, pues pasados dieciocho años todavía rememora con exactitud lo sucedido: “Fui intuyendo de cuando venían los toros a medida que aumentaba el ruido y la velocidad de las personas. En un momento dado, está todo como levitando. En un segundo está el polvo, los periódicos y hay un vacío, en el que aparece el toro. Veo que el corredor se resbala justo y se cae a un metro de donde yo estaba. Tiene una pierna extendida hacia arriba y la otra recogida. El animal está justo delante de él. Hay unos corredores detrás que están en el aire y que han logrado sortear el peligro”. 

Esta fotografía es una imagen única, irrepetible, posteriormente las gateras se destinaron exclusivamente para lo que se hicieron: vía de escape para los corredores. Los fotógrafos ya no pudieron acceder. Verdaderamente Álvaro Barrientos tiene esta fotografía muy presente: “Me la pidieron en un bar porque querían hacer una exposición. Después me la lleve a casa, la tengo colgada en el pasillo en un tamaño inmenso”.

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