Javier Ochoa Martínez, célebre viticultor y empresario navarro, es un apasionado de la fotografía, afición que practica desde hace seis décadas. De siempre le han atraído los toros y las vacas, razón por la cual entre sus temas fotográficos favoritos están encierros y vaquillas.
El séptimo encierro de las fiestas de San Fermín de 2019, correspondiente al 13 de julio, con toros de La Palmosilla, de Tarifa (Cádiz), fue muy rápido; duró dos minutos y 12 segundos. La singularidad de aquel encierro no sólo fue la velocidad, sino que los toros encabezaron la manada en vez de los mansos. De manera que los corredores habituales pudieron hacer espectaculares carreras. El tratamiento que le dieron en los medios fue unánime: muy bonito y limpio. A pesar de que se contabilizaron 38 heridos, uno por contusiones graves en Santo Domingo, el balance se consideró positivo, ya que no hubo heridos por asta de toro.
Para Javier Ochoa (8A), autor de la foto de la Escalera de hoy, aquel encierro tenía un significado muy emotivo: era la última vez que se subía al vallado de la curva de Mercaderes para hacer fotos. No era el adiós definitivo a fotografiar encierros, algo que sigue haciendo desde un balcón, sino a encaramarse, como tantas veces lo ha hecho, en los maderos de protección a pie de calle. Ahora bien, para hacer realidad aquella despedida, 8A tuvo que ir con el atuendo de carpintero. De este modo, no sustrajo uno de los diez puestos reservados a fotorreporteros, y consecuentemente, no se sometió al preceptivo sorteo de John Kimmich Javier.
Lo que propició la incorporación de 8A a la cuadrilla de mantenimiento del vallado, no debe considerarse como un trato de favor, fue un acto de justicia, un homenaje a quien ha difundido las imágenes del encierro pamplonés en concursos fotográficos internacionales por todo el mundo. La guinda de aquel adiós la puso la diosa fortuna; como reconoce el enólogo reconvertido, por un día, en carpintero: “pillé toro”.
Efectivamente, tanto para 8A como para el resto de fotorreporteros el hecho de que los toros abriesen carrera facilitó enormemente la labor fotográfica. Indudablemente corredores y aficionados disfrutaron con el acontecimiento, coincidente con el apoteósico debut de La Palmosilla. Además de haber sido el encierro más rápido de 2019, entró en el top-ten histórico. Por consiguiente, esta ganadería se ganó un merecido lugar para la Feria del Toro de 2022 que no fue tan veloz (2’30”) como en 2019 y en 2023 (2’15”) quedó a tres segundos de su mejor marca.
Téngase en cuenta que el año pasado asignaron a La Palmosilla el difícil encierro del día 7. Prueba superada con creces. En sus tres participaciones en Pamplona ha tenido un comportamiento similar: compacto, rápido y, lo más importante, no ha dejado heridos por asta de toro.
Analizamos la foto de 8A, al inicio de Estafeta, justo en la empalizada de Pío Guerendiáin, hay cuatro morlacos que abren la carrera. En primera posición el toro castaño ‘Diligente’, el cual se había puesto en cabeza a la mitad de Santo Domingo, y haciendo honor a su nombre, tiró de la torada todo el trayecto, como refleja el reportaje de Navarra.com del día. En la instantánea se observa que uno de los cuatro toros ha resbalado dejando marcas en el pavimento. Llama la atención el personaje a la izquierda que mira impasible el paso de los toros con la mano extendida, parece pedir calma. ¿A quién? ¿A sí mismo? Es alguien que ha tomado erróneamente la curva por la izquierda, ¿un inexperto o un suicida?
A la derecha de la imagen observamos un corredor caído en el suelo, con una camiseta a lunares, similar al maillot de Gran Premio de la Montaña del Tour, adoptando una postura de protección impecable para el paso de la manada. Sus brazos rodean completamente la cabeza para salvaguárdala de la pisada de una res. Nótese que, por debajo de la camiseta de lunares, lleva otra negra de manga larga que dificulta la identificación de sus brazos.
Que los toros tomasen la iniciativa de la carrera, no fue casualidad; dos días antes se decidió apartar del encierro a los dos mansos más veloces 'Messi' y 'Ronaldo' de la ganadería de El Uno. Fue la respuesta a la reivindicación de los corredores, sentada incluida, en contra de la “desnaturalización” del encierro, protestando en contra del antideslizante y del excesivo protagonismo de los mansos.
Es obvio que los mansos rápidos al frente de la carrera restan vistosidad y posibilidad de hacer carreras. No obstante, de siempre se ha considerado que un encierro sobreprotegido con mansos es menos arriesgado; pero, aunque parezca contradictorio ¿es verdaderamente más seguro? El encierro de La Palmosilla de 2019 replanteó algunos de estos principios, pues un encierro rápido no tiene por qué ser más peligroso que uno lento.
La situación de mayor riesgo se produce cuando un toro se despista, bien por una caída -algo que el antideslizante aminora- o bien por una injerencia externa facilitada por la lentitud de la marcha de los astados. Es entonces cuando el morlaco aislado y desorientado está en condiciones de tomar iniciativas. Estos últimos años se ha puesto de manifiesto que la peligrosidad no depende de la velocidad y sí de otros condicionantes.
En cualquier caso, la instantánea de Javier Ochoa Martínez aparte de ser un bello recuerdo del fin de una etapa de su trayectoria fotográfica, es un documento que nos rememora un día en que los planteamientos tradicionales del encierro pudieron ser cuestionados.
