El 6 de julio de 2022, el exjugador de Osasuna Juan Carlos Unzué prendió la mecha del Chupinazo de San Fermín. La fotógrafa Villar López captó así este momento.
- domingo, 19 de mayo de 2024
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La pamplonesa Villar López Vallés, fotoperiodista de la agencia Efe, es la primera fotógrafa en acceder a la galería de la Escalera Fotográfica, no por ser mujer, sino por la calidad y la sensibilidad que añade a sus reportajes. La foto de San Fermín del escalón de hoy corresponde al inicio de los Sanfermines de hace dos años, en un momento de euforia máxima, con la plaza Consistorial en plena ebullición, Villar López supo captar el momento más humano de la fiesta, para mostrarnos que la ternura puede coexistir con el bullicio sanferminero.
Aquel 6 de julio de 2022 todo fue diferente en algo tan tradicional como el Chupinazo que abre las fiestas de San Fermín. Tras dos años de “no Sanfermines” provocados por la pandemia, había una irrefrenable ansiedad de fiesta. Aunque la lluvia hizo acto de presencia no amedrentó a los miles de personas que se concentraron en la plaza Consistorial para el anhelado acontecimiento; para colmo, fieles a la tradición, pedían que tirasen agua desde los balcones.
El exfutbolista Juan Carlos Unzué afectado de ELA, que dedica su vida a sensibilizar a la sociedad en favor de los aquejados por esa enfermedad, había sido elegido por el alcalde, Enrique Maya, para prender la mecha del cohete anunciador de los Sanfermines. Aun siendo una potestad exclusiva del regidor, algunos partidos mostraron su malestar por la elección.
El día del Chupinazo, en el Ayuntamiento hay nervios, Unzué se hace esperar. Políticos de todo signo van acudiendo, ellos a lo suyo: unos se posicionan para evitar que otros saquen ikurriñas. Por fin a quince minutos del mediodía, el exguardameta arropado por familiares llega al gran salón de la segunda planta por el ascensor. Lleva una camiseta en favor de enfermos de ELA, es recibido con aplausos y accede al balcón en silla de ruedas por una rampa.
Unzué no desaprovecha la ocasión que se le brinda; quiere que su Chupinazo sea distinto, que deje huella. Lanza algo más que un cohete, un agradecimiento al personal sanitario que trabajó durante la pandemia y una muestra de solidaridad con los enfermos de ELA, del modo siguiente: “¡Pamplonesas, pamploneses, Iruindarrak! Este Chupinazo va dedicado a todas y todos los sanitarios y las personas que nos han ayudado en toda la pandemia, también va dedicado a todas y todos los enfermos con ELA, especialmente a Montxo (Iriarte)”. Acabó con la acostumbrada formula: ¡¡¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!!!
El exfutbolista, tras pronunciar las dedicatorias prende la mecha con la ayuda del pirotécnico profesional, César López, cuya misión principal es evitar accidentes. El cohete asciende y explota en el cielo. Los cañones de confeti se disparan, estalla la fiesta y la alegría inunda la plaza. Unzué está extasiado, está viviendo algo inexplicable, su mirada se pierde en el infinito, no sabemos si es de satisfacción o de esperanza; María, su mujer, le anuda el pañuelico al cuello y con la mano derecha le acaricia tiernamente la mejilla. Ese instante es el que recoge la fotografía de Villar, una ventana abierta al cariño entre una lluvia de papelillos y el inmenso júbilo colectivo; constituye un momento de ternura comparado con lo que se vive en la calle según el reportaje fotográfico de Navarra.com.
Finalizado el acto, Unzué declara a los medios “Ha sido muy bonito, difícil de explicar. Al final una experiencia que no has vivido nunca, ver este ambiente, y que ya no voy a vivir nunca más. Desde la calle en los videos impone, pero verlo desde aquí arriba en perspectiva, y mirar a la cara de los chicos y chicas que están allí abajo y ver la ilusión, las ganas de disfrutar…”
Las palabras del exentrenador han dejado los sentimientos a flor de piel, el alcalde, Enrique Maya confiesa “Ha sido el chupinazo más emocionante, mucho más emocionante que el que tiré yo (2011). Estaba recién llegado y fue precioso, pero este, que lo hemos deseado tanto, y ver cómo ha ido todo, ver el mensaje -de Unzué-, que lo primero que ha hecho ha sido agradecer a todo el personal sanitario que ha trabajado durante la pandemia, y lo segundo, reforzar ese discurso de lucha contra la ELA, que algún día, que nadie lo dude, se descubrirá la forma de que sea una enfermedad de la que se recuperen... Él está lanzando ese mensaje y hay que grabarlo con letras de oro".
Sin lugar a dudas fue un inicio de fiestas especialmente conmovedor; de hecho, la autora de la fotografía, Villar López reconoce “Ha sido el Chupinazo más entrañable de toda mi vida. Lloré. Me emocionó muchísimo”.
Al pasar casi dos años de aquel histórico Chupinazo, hemos preguntado a Juan Carlos Unzué qué recuerdo tiene de aquel inolvidable día, lo rememora así: “Tuve la oportunidad de vivir un momento único e irrepetible. Es difícil de explicar lo que uno siente cuando está ahí arriba y ves las caras de felicidad y alegría de tanta gente. Traté de disfrutarlo lo máximo posible.”
Sobre la entrañable fotografía de Villar López que se publicó en varios medios, el exfutbolista nos confiesa: “Esa foto muestra que tengo la suerte de tener a mi mujer María siempre a mi lado. Muestra el cariño que me tiene, pero no muestra el amor que yo tengo hacia ella por cómo me cuida. Es una foto preciosa”.
No, apreciado Juan Carlos, tu amor hacía ella está eclipsado por la inédita situación que estabas viviendo. No había lugar para otros sentimientos, estabas en otra galaxia. No obstante, tus palabras de ahora compensan con creces lo que probablemente la imagen no llega a transmitir.
