Hubo varias coincidencias para que José Manuel Ibar ‘Urtain’ hiciera el saque de honor en un partido de Osasuna en Pamplona. El equipo rojillo había ascendido a Segunda división el miércoles 25 de junio de 1969 al vencer al San Andrés (2-0) en La Romareda de Zaragoza, en el encuentro de desempate de la promoción de ascenso.
El club navarro organizó un amistoso entre Osasuna y una selección de jugadores navarros de tercera división como homenaje a la afición, que acudió en masa a la capital aragonesa, para el sábado 28 de junio en El Sadar.
El ‘tigre de Cestona’ se ofreció de manera espontánea y desinteresada por teléfono para hacer el saque de honor, después de enviar un telegrama de felicitación al club por su ascenso. Había montado su cuartel general en Leitza a la espera de un combate que le esperaba en Irún pocos días después, y además el 12 de julio estaba anunciado en la plaza de toros de Pamplona para otra pelea.
‘Urtain’ saltó al césped de El Sadar acompañado del árbitro Daniel Zariquiegui y de los capitanes Javier Ederra por los rojillos y Pepe Alzate por la selección. Se hizo una foto junto a toda la plantilla de Osasuna, hizo el saque de honor vestido de traje y corbata, vio el primer tiempo y se trasladó de nuevo a Leitza.
Los rojillos se impusieron (3-2) con dos goles de Ostívar y otro de Lasa, y por los ‘visitantes’ Beperet y Romo. Hubo una entrada floja en las gradas de El Sadar el sábado 28 de junio a las 20 horas, con localidades a la venta al precio de entre 20 y 50 pesetas. Los menores de 14 años entraban gratis.
El once osasunista fue el siguiente, bajo la dirección de Juanito Ochoa: Luquin, Santamaría, Ederra, Aguirre; Lasa, Pita, Ucín, Jordana, Fanjul, Sagasta y Serafín.
La selección de los “terceras” navarros fue la siguiente, a las órdenes de Marce Tellería y Sabino: Lanas; Escudero, Torrens, Alzate; Beperet, Olleta; Pascual, Ozcariz, Astráin, Marañón II y Euba.
El púgil vasco peleó al día siguiente, domingo 29 de junio en el Stadium Gal de Irún contra el africano Macan Keita, donde deseaba obtener su decimoséptimo k.o. consecutivo. El guineano no doblo la rodilla hasta el sexto asalto, después de ser derribado en el tercero y en el quinto asalto. Acudieron cuatro mil personas a ver la pelea.
El 12 de julio de 1969 a las 22,45 de la noche se presentó en una velada con cinco combates en la plaza de toros de Pamplona, ante doce mil personas. El plato fuerte era su pelea ante el holandés Van Duivendobe, anunciado como campeón de Holanda de los pesos pesados.
“Puede que lo sea... si es que en Holanda no hay otro peso pesado en activo. Porque sobre el ring de la plaza de toros pamplonica su actuación deplorable justificó holgadamente el estruendoso mal humor del público”, aseguró la prensa navarra.
“Apenas comenzó el tercer asalto se dio lo insospechado. Todo fue tan rápido que es difícil puntualizar si un golpe lanzado por Urtain llegó al hígado del holandés o se quedó en el camino, pero con «fuerza» imaginativa suficiente para que Van Duivendobe creyera que ya había cumplido con su obligación. Resultado: k. o. y... bronca como no se ha escuchado desde tiempo inmemorial”.
El 'TIGRE DE CESTONA', figura del deporte español
José Manuel Ibar ‘Urtain’ debutó el 24 de julio de 1968 en Santander ante el local Johny Rodri. El combate tan solo duró 17 segundos. Ese día, inició un récord de 27 asaltos consecutivos ganados por KO. La grandeza del boxeador vasco provocaba que miles de personas se reunieran para ver sus combates por la televisión. El fenómeno Urtain era una constante en aquellos tiempos donde España necesitaba un gran referente en el deporte.
Urtain fue una de las figuras más importantes del deporte hispano. Un boxeador carismático que acaparó la atención de los españoles a finales de los 60 y en la década de los 70. Entre su palmarés, destacan sus dos campeonatos de Europa que logró en 1970 ante el alemán Peter Weiland y en 1971 contra Jack Bodell.
Participó en 68 combates con un balance de 53 victorias (de las cuales 41 fueron por K.O), 11 derrotas y cuatro nulos. Una leyenda que colgó los guantes en 1977, pero que fue un auténtico espectáculo para los fans cuando pisaba el ring.
El doble campeón de Europa trató de llegar a la cima por tercera ocasión en 1977, pero no pudo contra el belga Jean-Pierre Coopman. Fue la última pelea de un hombre cuyo destino al principio no estaba ligado al boxeo.
Tras colgar los guantes, Urtain probó suerte en la lucha libre y trabajó en uno de los restaurantes de su hermano Eusebio. Ese contacto con la hostelería provocó que montara su propio negocio.
Su aventura en la hostelería no fue bien, ya que acumuló varias deudas y seguía involucrado en el mundo del alcohol y las drogas, hasta el punto de que su esposa Cecilia Urbieta y sus tres hijos abandonaron al boxeador, que, finalmente, decidió suicidarse un día de verano de 1992, a pocos días del inicio de la Olimpiada de Barcelona.
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