La familia de Cándido Sánchez Sánchez se instaló, nunca mejor dicho, en Tajonar a principios del mes de agosto de 1982, para trabajar en los campos de césped de las nuevas instalaciones deportivas. Fue su nueva casa con su esposa Amparo García y sus hijos Cándido, Javier, María José y Encarna.
Recién cumplidos ahora los 85 años, nació en un pueblo de Salamanca. Su familia se trasladó a Yesa cuando él tenía solo cuatro años. Hizo el servicio militar en Pamplona y posteriormente fue camionero durante 23 años.
Eran socios del parque de instalaciones de Osasuna y por medio de Ángel Vizcay padre, que les conocía, puso interés para que comenzarán a trabajar en el club. Primero tres veranos en el parque de instalaciones, posteriormente también en Tajonar y luego ya solo en las nuevas instalaciones de entrenamiento.
"El 3 de noviembre va a hacer 73 años que fuimos a Navarra, yo con 12 añicos. Fuimos destinados a Tajonar el primer día que se hicieron los campos. Cuando se hizo Tajonar éramos una familia, empezando por el presidente (Ezcurra) y terminando por el pinche", rememora.
Su trabajo en Tajonar terminó en 1995: "Un presidente se metió por medio en Tajonar y no me pareció justo. No comulgaba con ellos y ellos quizá tampoco conmigo y no quise estar. Yo quería ser feliz y aquello fue un desastre. Me jubilé anticipadamente con 63 años perdiendo dinero". Además, estaba operado de la cadera y sufría una hernia discal. Su esposa Amparo García siguió trabajando en las instalaciones hasta cumplir los 65 años.
"En cuanto se fue don Fermín aquello cambió. Se subieron a la parra y no tenían ni idea". En el aspecto deportivo recuerda que "fueron años muy buenos del primer equipo". De los entrenadores con los que trabajó recuerda: "Entré con Alzate, Iván (Brzic), Pedro Zabalza y el preparador físico Aguirre. Con todos muy bien", afirma en declaraciones a Navarra.com
En cuanto a jugadores de los que guarda recuerdo, enseguida menciona a Echeverría "un señor de arriba a abajo", además de Tirapu, Iriguíbel, Castañeda y Martín González. "No tuve el menor problema con ninguno, ni una palabra con nadie". Le tiembla la voz cuando habla de Fermín Ezcurra: "Don Fermín estaba pendiente de todo, que no pasáramos frio en la casa, casi me emociono...".
"Se fueron don Fermín y Zabalza y se acabó. Luego no hubo ni un triste detalle de nadie... quise pasar desapercibido". Ve al Osasuna actual con mucha ilusión: "Mi mayor deseo es que vaya bien", afirma, a la vez que confía en superar la pandemia poco a poco.
Una vez que se jubiló Cándido Sánchez hubo dos conserjes más en Tajonar: José Mari Urzainqui y posteriormente Iñaki Urtasun. Cuando Urtasun se jubiló ya no hubo más. Se realizó una reestructuración del personal y la vivienda que ocupaba la familia se convirtió en nuevas oficinas.
Dos de sus cuatro hijos continúan trabajando en Tajonar, Cándido y Javier, aunque ya no viven en el piso de las instalaciones. "Allí ya no vive nadie. Se han hecho más oficinas" para los empleados del club, asegura Cándido, que tiene la ayuda de su hermano Javier, Josetxo Sáinz y Jesús Ozcoidi como el equipo de mantenimiento de Tajonar dejando el césped siempre en perfectas condiciones.
"Llevo trabajando aquí toda mi vida. Es un sentimiento que casi desde que nacimos lo hemos llevado en casa toda la familia”, afirma Cándido hijo. "Mi trabajo me encanta porque me gusta el fútbol, he jugado cuando era joven, y estar dentro de este mundo, y más dentro de Osasuna, que representa a todos los navarros, es un orgullo. A mí me encanta verles entrenar o jugar. Me hace mucha ilusión, y eso que ya he pasado la mitad de mi vida metido en Tajonar".
Candido hijo es un ilustre del mantenimiento en Tajonar. Es quien tira los cohetes los lunes cuando gana Osasuna, tantos como goles marcados siempre que los rojillos ganen. Ahora está convaleciente tras una operación de cadera y no ha podido ser él quien tuviera que hacerse cargo de los trabajos desde el pasado mes de marzo. Se ha encargado su hermano Javier durante el confinamiento, aunque ahora ya están mas personas ayudando una vez que Osasuna regresó a los entrenamientos.
En época normal, el equipo de Tajonar está formado por cinco personas. Cuatro de mañana y uno de tarde. “Aunque no haya entrenamientos y no se pise, se necesita cortar la hierba y hacerle los tratamientos para evitar que salgan enfermedades, hongos... Que esté en buenas condiciones para cuando empiece esto otra vez”, asegura Javier.
Es la vida de toda una familia cuidando las instalaciones.
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