• sábado, 15 de noviembre de 2025
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COMERCIO LOCAL

Dani, doce años al frente de la última papelería en un barrio de Pamplona: “Sigo con ilusión y estoy encantado”

“Aquí hay un poco de todo: loterías, librería, papelería, y lo que más se mueve ahora es la paquetería, de varios tipos de distribuidores", asegura.

Daniel Rodríguez en su papelería 'Aprobando suerte' de Santa María la Real en Pamplona. Navarra.com
Daniel Rodríguez en su papelería 'Aprobando suerte' de Santa María la Real en Pamplona. Navarra.com

En un barrio de Pamplona donde casi todos los comercios han bajado la persiana, Daniel Rodríguez Martín sigue levantándola cada mañana con la misma energía que el primer día. En tiempos en los que las compras se hacen con un clic, él mantiene vivo un rincón lleno de vida, conversación y olor a papel. A sus 48 años, asegura que no se le han ido las ganas: “Sigo con ilusión y estoy encantado”.

Su pequeño refugio se llama Aprobando Suerte, una papelería-librería con medio siglo de historia situada en la calle Pico de Ori 2, en el barrio de Santa María la Real, una de las zonas más olvidadas, según los vecinos, por el Ayuntamiento de Asirón. El local está repleto de revistas, libros, prensa, juguetes, material escolar y de oficina. Entre las estanterías, Daniel atiende con cercanía a los clientes de toda la vida y a los nuevos vecinos que llegan desde el Soto de Lezkairu.

“Llevo desde 2013, y más o menos funciona. La clientela es agradable, del barrio, con gente nueva. Estoy a gusto, contento”, cuenta apoyado en el mostrador. En estos doce años, ha aprendido que para sobrevivir en el comercio hay que diversificar. “Aquí hay un poco de todo: loterías, librería, papelería, y lo que más se mueve ahora es la paquetería, de varios tipos de distribuidores. Hay que atreverse a probar cosas nuevas. Al final, un poco de aquí y otro poco de allá es lo que da sentido al negocio”.

En su tienda no falta de nada: pilas, cartuchos, material de oficina, chucherías, juguetes, revistas y algo de prensa. Pero los periódicos, admite, cada vez se venden menos. “La gente que compra prensa es mayor de 50 para arriba, y cada vez hay menos”, lamenta. Aun así, el local se mantiene gracias a su constancia. “Estoy solo, no puedo tener a nadie más. Da para sacar un sueldico. Menos mal que mi mujer, Maitane, trabaja también, porque si no estaríamos un poco pillados”, comenta entre risas.

Daniel no nació en el barrio, pero lo siente como suyo. “Vengo de San Jorge y vivo ahora en Sarriguren. Antes trabajaba de auxiliar administrativo por listas de oposiciones, pero en 2012 hubo mucha crisis y no se contrataba a nadie. Estuve un año sin trabajo, y me salió la oportunidad de coger este negocio, que ya llevaba 50 años abierto. Jubilé al anterior propietario, Andrés, y a su mujer, María Jesús, que también trabajaba aquí”, recuerda.

Ahora es la única tienda de este tipo que queda en el barrio, y una de las pocas que siguen en pie en Pamplona. “La compra por internet nos ha hecho mucho daño”, asegura. “Lo veo en los paquetes que recibo, donde la gente compra los mismos libros que yo vendo aquí. La diferencia de precio es mínima, pero aun así los devuelven. Te duele un poco. Alguna puyita ya les meto, pero es lo que hay. Lo piden y al día siguiente lo tienen”.

En los últimos años, se venden más revistas que periódicos, aunque las cifras también han bajado. “Vendemos sobre todo material de oficina de las tiendas de olvido, como decimos: el boli, el cuaderno que se ha olvidado alguien. Pero sigo con ilusión. Soy mi propio jefe, no me manda más que el cliente y estoy encantado”, comenta con orgullo.

La papelería es también un punto de encuentro en el barrio. “Es un comercio muy agradable. La gente te cuenta de todo. Esto es como un pequeño confesionario de barrio. Muchos vienen casi todos los días, sobre todo mayores, para que les ayude con el móvil”, cuenta mientras atiende.

Su jornada comienza temprano. Abre a las 8:30 de la mañana y echa el cierre a la una y media, para volver de 18:00 a 20:00 horas. La cercanía de la UPNA le trae de vez en cuando a algún estudiante. “Algunos chavales vienen a hacer fotocopias, pero no son mi cliente principal”, señala. “Lo importante es mantener el contacto con la gente del barrio, tener un punto de apoyo. La gente lo agradece”.

En la calle Pico de Ori ya no quedan casi comercios. “Aquí había una pescadería, frutería, carnicería y una peluquería, pero fueron desapareciendo. Los comercios o se van a las grandes superficies o mueren en el intento. Nosotros, de momento, aguantamos. Espero poder jubilarme aquí”, afirma con esperanza.

Durante la campaña de Navidad, las ventas de lotería dan un pequeño impulso al negocio. “Desde San Fermín ya se nota, cuando algún cliente de esos que pasan se lleva un décimo”, comenta.

En las redes, las reseñas de los clientes son casi todas positivas. “Dani es muy eficaz y me controla perfectamente las ampliaciones y reducciones para mis aficiones. Aunque no seamos afortunados, sellamos la primitiva todas las semanas”, escribe un cliente habitual.

Otro destaca que “el sitio es pequeño, pero el servicio es genial. Fui por un paquete y recibí un trato de primera, información precisa y un trato amable y cercano”. También hay quien subraya que es una “librería con una amplia variedad de artículos útiles y una atención excelente”.

Con su mostrador lleno de historias, su trato cercano y su perseverancia, Daniel mantiene viva la papelería Aprobando Suerte, el último bastión de un barrio que resiste entre recuerdos, revistas y décimos de lotería.

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