Las antiguas tiendas conocidas como 'ultramarinos' están desapareciendo en Pamplona, ante el empuje de las grandes superficies, internet y la forma de comprar de las nuevas generaciones.
El casco viejo de la capital navarra mantiene algunas tiendas de esas donde se vende casi de todo en sus estanterías antiguas de madera, como hemos comprobado en este apartado de comercio local.
Es el caso, por ejemplo, de la conocida como 'la tienda de la esquina', que está situada entre la calle Calderería 42 y la calle de Javier, paralela a la calle Estafeta. Muy cerca de la joyería Pérez Alfaro que está próxima a su cierre por jubilación.
Realmente, la tienda no tiene ningún nombre que figure en la fachada pero sus dueñas, las hermanas Patricia y Yolanda Tirapu Vicente, aseguran que se llama la tienda de la esquina.
Patricia asegura: "En noviembre hizo veinte años que estoy trabajando aquí con mi hermana. La tienda la llevaba una señora, María Jesús Val, que se jubiló y nos dijo si queríamos llevarla porque le daba mucha pena cerrarla. La tenía arrendada a un tío suyo. No lo sabemos exactamente, pero la tienda debe tener cerca de cien años".
Están contentas con el negocio: "Nos va muy bien, pero los tiempos no son como hace veinte años. Mi hermana y yo nos apañamos. Nos turnamos. Para las horas que estamos nos apañamos. Cuando abrimos daba para dos sueldos, ahora da solo para uno y estamos las dos como media jornada", asegura.
En cuanto al futuro, Patricia explica: "Nosotras ya no se cuanto tiempo más estaremos aquí. Yo tengo 46 años y el contrato de alquiler por veinte años ya ha pasado. El propietario de la bajera, que es el dueño de la joyería Pérez Alfaro, se quiere jubilar y solo nos renueva cada año el alquiler".
Lo que más se vende en la tienda "es el jamón serrano que no hay en otro lado. Es de Teruel y la gente viene a por el jamón, que es el producto estrella. Todo lo que es embutido es de calidad. De fruta tengo lo bueno y fresco. Lo demás se vende cada vez menos".
Realizan una labor social con algunos vecinos: "Hay gente mayor que vive cerca y no tiene ascensor en su casa. Le subes la compra hasta su domicilio sin ningún problema, que un supermercado no te lo hace", indica Patricia.
El fin de semana no hay más ventas: "Yo no. Solo abro los sábados hasta las dos de la tarde. Lo único que se nota es si viene una cuadrilla para hacer una comida en la sociedad que te compran lechugas, pan y algo más. El viernes por la tarde se venden latas de cerveza fría si hace calor", concluye Patricia Tirapu.
Yolanda Tirapu tiene 62 años y no ve relevo familiar: "Nuestras hijas tiene su vida y esto no les va. El negocio va a trancas y barrancas. Le ponemos entusiasmo y funciona con producto fresco de temporada y cercanía, pero en lucha con internet, y además cada día reside menos gente en el casco viejo".
En San Fermín trabajan solo por las mañanas: "Después de las fiestas nuestras vacaciones son no trabajar por las tardes, ya que no hay nadie por las calles. Nos turnamos. No vendemos más en San Fermín porque no funcionamos con el botellón y los vecinos se marchan fuera de Pamplona o se dedican a vivir la fiestas".
Yolanda recuerda tiempos mejores: "Antes las peñas sí que nos encargaban comida para cenas los viernes, pero ahora ya no tenemos ese tipo de cliente que había hace veinte años", lamenta.
"Madrecita que me quede como estoy. Aguantaremos, esperamos, cinco años mínimo. Se trata de pagar nuestras facturas y comer. Esa es nuestra única ambición. Y de ahí un poco para arriba. De momento nos da para vivir", concluye Yolanda Tirapu.
