El bar Jeiki, situado en la calle Iturrama de Pamplona, ha causado sensación este año. Su historia, contada en las páginas de nuestro periódico, se ha convertido en una de las más leídas de 2024, atrayendo la atención en este establecimiento que combina tradición, esfuerzo y un servicio inigualable.
El bar Jeiki es conocido por ser uno de los primeros en abrir sus puertas cada día. Desde las seis de la mañana, este acogedor bar es un punto de encuentro para quienes terminan su jornada laboral en el turno de noche, para los madrugadores que empiezan temprano y, ocasionalmente, para quienes alargan la noche de fiesta.
Al frente del Jeiki se encuentra Jon Bilbao Fernández, un pamplonés de 35 años que lleva trabajando en el negocio familiar desde los 18. “Empecé por las tardes con mis padres, Jon y Esther, hasta que se jubilaron. Desde entonces, me he quedado yo solo, sobre todo en las mañanas”, comenta. Su jornada comienza a las tres de la madrugada, cuando empieza a preparar una barra de más de 130 pinchos diarios.
“Es un trabajo duro, pero me encanta. Por la mañana, el bar está lleno de trabajadores que vienen de fábricas o de personas que salen de fiesta. Para las diez y media o las once de la mañana ya no queda ni un pincho”, asegura. Los más populares son las tortillas de patata, el de jamón y queso, y el especial Jeiki, que combina jamón, tortilla de patata y pimientos.
El Jeiki es mucho más que un bar. Para sus clientes habituales, es como una extensión de su hogar. Jon conoce los gustos de cada persona y cuida cada detalle. “Es un bar muy familiar. Aquí, ya sé qué pincho le gusta a cada uno. Hay una variedad de 20 o 22 pinchos distintos todos los días”, explica.
El ambiente cercano y el esfuerzo de Jon han convertido al bar en un lugar de referencia en el barrio de Iturrama, al igual que otros negocios icónicos de la zona, como la pescadería Víctor o el bar Txiki Jai, famoso por sus callos y ajoarriero.
Pese a las largas jornadas que terminan sobre las dos de la tarde, Jon asegura que disfruta de su trabajo. “Me levanto a las dos y media de la madrugada, y es una paliza, pero compensa. Me gusta mucho hablar con la gente. Esto es lo que me da de comer a los míos”.
Sin embargo, no oculta las dificultades que enfrentan los autónomos como él. “No puedes ponerte malo y no tienes ninguna facilidad, pero seguiremos peleando”, afirma.
El esfuerzo y la dedicación de Jon Bilbao han convertido al bar Jeiki en un emblema de la hostelería pamplonesa y ha sido uno de las noticias más leídas este año.
