Entrar en una librería y ahondar entre sus libros y estanterías sin tener tiempo limitado es posible. La librería Walden de la calle Paulino Caballero 31 invita a buscar un libro con el que sentirse identificado o con el que disfrutar entre sus páginas.
Daniel Rosino Idiázabal, de 46 años, es el dueño de Walden encargado de ofrecer las mejores recomendaciones a todo aquel que se lo pide. Esta librería abrió en diciembre de 2013, pero él ya tenía siete años de experiencia en la mítica librería Gómez, que cerró sus puertas en 2017. "Walden cumple diez años en diciembre, ni yo mismo soy consciente. Todo ha sido muy intenso y se me ha pasado volando", detalla el pamplonés.
La idea de abrir este negocio ya lo tenía desde hace 15 años atrás, tan solo esperó la ocasión idónea. "En la librería Gómez aprendí del oficio y mis padres tenían en este local una tienda pero se jubilaron. Fue todo muy natural y la cuestión es haber sabido esperar al momento adecuado".
Desde 2013 se han añadido nuevos libros, pero hay muchos clásicos que se mantienen. En cuanto al negocio, Walden es el mismo con su gente y sus libros. "Ha habido cambios de carácter del oficio o la metodología, la tecnología ha traído muchas ventajas e inconvenientes", aclara Rosino.
Para Daniel, hablar con los clientes sobre libros es como un descanso. "Vender un libro y conversar con ellos es la punta del iceberg, el resto del tiempo es mucho orden, atención y control".
El mundo del libro normalmente se mantiene en un mercado estable en el que no hay grandes picos altos, al menos en las librerías. No obstante, para Walden, sí que ha habido alguna variación. "Este año ha sido peor que el anterior, la pandemia favoreció mucho a la librería pero este 2022 ha sido incierto. Para poder comparar bien, hay que ver el 2023 cómo se tercia".
Pamplona, aparte de contar con editoriales y buenos escritores, tiene todavía librerías que se mantienen en buena forma. La clave, la base que se fue formando durante los buenos años de las librerías. "Me falta saber de otras ciudades para saber si en Pamplona hay una buena comunidad lectora. Aun así, hemos tenido librerías muy buenas antes como el Parnasillo y la ciudad ha heredado ese trabajo que hicieron para difundir la lectura. El caballo de batalla ahora es cómo incorporar nuevos lectores".
A la cuestión sobre encontrar leyentes se suma la pregunta de porqué los jóvenes ya no pisan las librerías en busca de libros. "Suelo plantear a profesores que vienen por qué los universitarios no vienen. Los jóvenes ya no están en el cine, en el museo... en las bibliotecas están pero para estudiar, no para ver libros. Algún joven viene, pero son pocos proporcionalmente", detalla Rosino.
En la librería Walden se pueden encontrar numerosos géneros tanto de ensayo y literatura. "Tengo ensayo secciones de filosofía, historia, arte, música, cine, naturaleza, cosas de Navarra. De literatura hay desde los clásicos grecolatinos y españoles al último libro".
Aunque si uno entra y no sabe qué escoger, Daniel Rosino estará encantado de poder ayudar. "Mucha gente sabe lo que quiere, pero el que no sabe qué quiere lo descubre aquí. Piden mucha recomendación para novelas porque hay muchas, buenas y muy diferentes entre sí. Se trata de buscar el equilibrio entre el lector y el libro".
Para ello, al dueño de la librería Walden le gusta observar y escuchar a la persona que tiene delante. "Es necesario hablar con los lectores en este oficio. Aprendo más de los lectores que ellos de mí, me abren mucho la cabeza. A veces un tono de voz o un par de frases te da una pista que no te la da una crítica literaria, hay que estar atento. En las tiendas hay que escuchar y saber hacerlo. Hay libros para todo el mundo e incluso para los que no leen, que si los lees te van a despertar cosas", confiesa Daniel Rosino.
Antes de la pandemia en la librería Walden, Daniel Rosino ofrecía café o té como detalle para aquel lector que quisiera sentarse en la mesa mientras ojeaba un libro. Tuvo que paralizarlo por el tema de las mascarillas, pero no descarta volver a retomarlo.
Aun así, a día de hoy es posible sentarse en una de sus mesas y tomarse uno el tiempo que desee. Aunque parezca que leer es una actividad solitaria, para Rosino no lo es. "Cuando lees estás en contacto con gente y dialogando con muchas cosas".
Para Daniel Rosino no es complicado tener que pensar en libros para recomendar. "Echo muchas horas aquí, tengo una parte de libros de fondo que no serían novedad como Baroja, que es un clásico. Los controlo y sé lo que tengo".
Además de conocer bien sus propios libros, la localización es importante. "Si un cliente te cambia el libro de sitio te ha roto todo. Hay veces que estás una mañana entera buscando un libro, hay que tener mucho orden", dice Rosino.
El nombre de la librería, Walden, viene por título del libro del autor David Thoreau, poeta, filósofo y escritor considerado uno de los padres de la literatura norteamericana. "Leí el libro Walden con 20 años y me pareció un nombre adecuado".
En la librería Walden también suelen hacer algunas presentaciones de libros en las que se reúnen decenas de personas. "Hay mucha gente escribiendo y mucha gente quiere presentar. Es un tema delicado porque es un extra de trabajo que no siempre es rentable", detalla.
Para aquellos que busquen ahora un libro en el que ahondar, Daniel Rosino tiene claro cuál ofrecer. Se trata de 'Que la verdad habite entre tu y yo' de Nicola Chiaramonte y de la editorial El Pez Volador. "Son unas cartas del propio autor que se escribe con una monja alemana que está en Estados Unidos. Son maravillosas porque él es un conocedor del mundo clásico. Es la mentalidad de antes con el mundo moderno, el contraste es maravilloso. Hay muchas ideas, razón y espíritu", concluye Rosino.
Aunque el futuro es incierto, Daniel Rosino tiene claro que no es peligroso. "Cuando abrí tenía confianza y las cosas han ido relativamente bien. A corto plazo hay salud en el mundo del libro aunque haya algunas amenazas latentes".
La librería Walden se encuentra abierta de lunes a viernes de 9:30 a 13:30 horas y de 16:30 a 20 horas. Los sábados atienden por la mañana y los domingos descansan.
