Los corredores del encierro de Sangüesa se han llevado un buen susto este miércoles por la mañana cuando a falta de una carrera, han tenido que protagonizar tres encierros hasta que los astados han llegado a los toriles.
El encierro de la ganadería marcillesa de Merino se ha iniciado sin sobresaltos hasta la llegada de la manada a la plaza de toros, donde una de las puertas de acceso no se ha cerrado completamente.
Dos de los astados, uno cárdeno y otro colorado, han vuelto sobre sus pasos y han emprendido de nuevo el camino hacia el recorrido del encierro. Tras ellos, el resto de la manada y los cabestros ha seguido la misma estela y ha abandonado la plaza.
Ha dado comienzo así un 'improvisado' encierro a la inversa. Según los agentes de la Policía Foral que velaban por la seguridad del festejo, este inesperado regreso de los toros bravos a la calle ha producido "momentos de tensión y peligro entre los corredores".
Una vez que los toros han llegado hasta los corralillos, se ha vuelto a establecer el dispositivo policial, sanitario y de pastores. Tras unos minutos se ha decidido volver a realizar otro encierro.
Como curiosidad, a falta de cohete para anunciar esta segunda salida, los agentes de la Policía Foral han utilizado sus silbatos para alertar a los mozos y espectadores.
Este tercer encierro ha transcurrido con total normalidad y los astados de Merino han accedido a la plaza, se ha cerrado completamente y se han internado en los toriles.
Ahora los agentes de la comisaría de Sangüesa analizan los fallos de seguridad que se han producido en el encierro.
La inesperada carrera de ida y vuelta ha estado marcada por un sobresalto inicial pero ha acabado como un regalo extra y una nueva oportunidad de disfrutar de los animales para mozos y recortadores, aunque ello ha supuesto un quebradero de cabeza para los trabajadores del encierro en todas sus facetas.