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OBITUARIO

Pedro Iturralde, el músico navarro que impregnó el jazz de alma andaluza y se inició en la banda de Falces

Perfil del saxofonista y compositor navarro, que ha fallecido este domingo en Madrid a la edad de 91 años. 

Pedro Iturralde
PEDRO ITURRALDE
  (Foto de ARCHIVO)
5/7/2019
El saxofonista Pedro Iturralde, fallecido este domingo. ARCHIVO
Pedro Iturralde, fallecido este domingo en Madrid a los 91 años, se identificó con el saxofón porque "con él se pueden expresar todos los estados de ánimo", un instrumento con el que se convirtió en referente del jazz en España y abrió el camino de un nuevo estilo, el jazz flamenco.

Músico precoz, a los 8 años debutó en los escenarios tocando en la banda municipal en Falces (Navarra), donde había nacido en 1929 y donde su padre, molinero de profesión y músico aficionado, le entregó su primer saxofón.

Viajero y trabajador incansable, Iturralde siguió subiendo a los escenarios hasta el final para seguir haciendo historia, con un estilo moldeado en los años 50 con formas de hard-bop, señala el Festival Internacional de Jazz de Madrid en su web, en el que este año tenía previsto participar junto a su cuarteto.

Siempre acompañado de su saxofón, aunque tocaba otros instrumentos como el clarinete, el músico recordaba en 1994 que se identificó con este porque "es el más expresivo, el más próximo a la voz humana masculina y ofrece cantidad de matices, con él se pueden expresar todos los estados de ánimo, desde la alegría al llanto".

Y con en saxofón creó una prolífica trayectoria desde el jazz al flamenco o la música popular gracias a su calidad y talento artístico, que le llevó a los festivales más prestigiosos del mundo y le convirtió en leyenda del jazz en España.

Siempre quiso ser un músico "flexible, abarcar todos los estilos": "Pude ser sólo un músico clásico, pero improvisar jazz me parece lo más grandioso que pueda imaginar", dijo.

Esa flexibilidad fue seguramente la que llevó al jazz flamenco, género del que fue pionero y que, según recordaba, se fue gestando durante mucho tiempo, desde cuando con 15 años fue contratado en el Café Comercio de Logroño, donde acompañaba "a cupletistas y bailarinas que bailaban 'El amor brujo' de Falla", para conocer posteriormente el flamenco.

Precisamente "Jazz flamenco" se titulaba el disco que grabó en 1967 con un jovencísimo Paco de Lucía, que figuraba en los créditos como Paco de Algeciras, en el que reestructuró y rearmonizó algunos temas andaluces, sobre todo los recogidos del cancionero popular por Federico García Lorca.

En aquella época Iturralde ya gozaba de gran prestigio no solo en España sino en toda Europa y, ese mismo año, se presentó en el festival de Berlín con su sexteto Flamenco Jazz, que contaba con la guitarra de Paco de Lucía.

Entre los muchos galardones recibidos, la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música le concedió el Premio a toda una Vida por haber creado escuela al impregnar su música en los años setenta "con el alma andaluza" para dar lugar al jazz-flamenco, "una fusión de raíces que ha resultado venerada y fructífera".

Hubo pocas cosas que Iturralde no hiciera: desde estudiar becado en el Berklee College of Music de Boston, donde fue el único alumno que tocó con la All Star Faculty Big Band, hasta integrar otra "big band" con la que actuó en distintas bases militares de Estados Unidos.

También compaginó el jazz con la música clásica, ofreciendo conciertos con la Orquesta Nacional de España y la Sinfónica de RTVE. "He tocado casi todo el repertorio que hay para saxofón y clarinete", decía con orgullo.

Y compartió cartel con otras artistas de otros géneros como Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos o Luis Eduardo Aute, quienes le requirieron como instrumentista, además de firmar bandas sonoras como la de "Viaje a ninguna parte" (1986), de Fernando Fernán-Gómez.

Una etapa decisiva de su carrera fue, en la década de los sesenta, sus diez años en el Whisky Jazz Club de Madrid, donde actuó con los más grandes, como Gerry Mulligan, Lee Konitz, Donal Byrd y Hapton Hawes, y conoció a Tele Montoliu, pero la nicotina que allí acumuló en sus pulmones, sin ser fumador, estuvo a punto de pasarle factura.

Fue entonces cuando cambio las actuaciones nocturnas por las clases en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, al que accedió en 1978 y donde ejerció hasta su jubilación en 1994 y del que llegó a ser catedrático.

Era algo que, en principio, no se había planteado, pues siempre le gustó "más aprender que enseñar", pero con el tiempo se dio cuenta de que "se aprende mucho enseñando".

Su contribución a la música le llevó a acumular galardones como la Medalla de Oro de las Bellas Artes (2009), la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo (2017), el premio Príncipe de Viana (2007) o el Premio Ojo Crítico Especial, de Radio Nacional de España (2019)

Todo ello fruto de una larga carrera, pues la palabra jubilación no estaba es su vocabulario, como dijo en 2016 antes de recibir la Medalla de Honor de la SGAE: "No puedo dejar la música. El público me quiere mucho y me hace sentir más joven". 


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Pedro Iturralde, el músico navarro que impregnó el jazz de alma andaluza y se inició en la banda de Falces