Un relato de Javier Casado Mayayo ha sido el vencedor del certamen de Microrrelatos de San Fermín que por decimotercer año ha organizado Blogsanfermin.com.
La lectura de los relatos ganadores se celebró este viernes en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Pamplona, donde diferentes personas relacionadas con la fiesta fueron desgranando el fallo del jurado a través de los textos de los primeros clasificados.
La participación en este ya clásico concurso que mezcla la literatura con la pasión de los Sanfermines ha ascendido en esta edición a los 423 autores, cada uno con su obra exclusiva para este certamen. La mayoría de las obras proceden de España (83,2%), pero se han recibido relatos procedentes de otros 21 países, como Arentina, Colombia, México, Brasil, Venezuela, etc.
Por provincias, Navarra ha liderado el ranking de relatos enviados al concurso, con el 40,6%, seguida de Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guipúzcoa, Valencia o Sevilla, entre otras.
Premiados en el XIII Certamen
1 clasificado y Ganador: Divino (blanco como la cal) por Javier Casado Mayayo.
2º clasificado: Miraculously healed por Wibo Sefeld.
3º clasificado: Ze birus eta ze birusondo! por Garbiñe Zabala Zabaleta.
4º clasificado: Magia por Marcos Sánchez Mongay.
5º clasificado: Treinta años y una pandemia por Paloma Hidalgo Díez.
6º clasificado: Gora Fermín por Sara Pinto Herranz.
7º clasificado: El encierro por Manuel Blasco García.
8º clasificado: Vivir de fiesta por Patricia Collazo González.
9º clasificado: Mi vacuna por Amaia Goñi.
10º clasificado: Diminished por Larry Belcher.
Divino (blanco como la cal) – Javier Casado Mayayo
Los había visto alguna vez por la tele, pero nunca creyó que se convertiría en uno de ellos. Cuando los entrevistaban, los escuchaba incrédulo, recién levantado de la cama y en el telediario de las tres, contando sus batallitas: que si cada vez es más difícil buscar el hueco, que si los guiris, que si cada año hay más masificación… No entendía cómo eran capaces de sacrificar una sola noche de juerga sanferminera para vivir la fiesta al otro lado de la barrera. «Hace falta valor», murmuraba su padre, mientras él ahogaba la resaca en un cuenco de caldo caliente.
Sin embargo, la pandemia lo cambió todo, también a él, y tres años después allí se encuentra, un 7 de julio a las ocho y pico de la mañana, dispuesto a atender a los medios. Ayer se acostó pronto para descansar bien, y con los primeros rayos de sol se ha echado a la calle, periódico en mano, para coger sitio entre codazos y empujones y correr los últimos metros hasta la arena. Envuelto en sudor y todavía jadeante, abre el diario por la sección de San Fermín y se dispone a disfrutar de la primerísima línea de playa conquistada a orillas de Salou.
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