La tradicional suelta de vaquillas posterior al encierro es un entretenimiento para las 20.000 que abarrotan cada mañana los tendidos, gradas y andanadas de la Plaza de Toros de Pamplona. También es una diversión para cientos de mozos que se echan al ruedo a intentar hacer algún recorte. Lo que muchos no saben es que los heridos en las vaquillas, en multitud de ocasiones, son mucho más graves que los de los encierros.
Este sábado ha vuelto a suceder. Diez mozos han sido atendidos como consecuencia de caídas, golpes y revolcones en la suelta de vaquillas, dos de ellos en estado grave con sendos traumatismos craneoencefálicos con pérdida de conciencia, que han debido ser trasladados de urgencia al Hospital Universitario de Navarra.
Y es un suma y sigue, porque no hay mañana en la plaza en que las vaquillas no dejen heridos de importancia. El más grave en estos Sanfermines de 2024 data del día 8, en el que se atendió a un corredor traumatizado por cuerno de vaquilla con lesión arterial cerrada en la arteria femoral común de extremidad inferior dicha con isquemia aguda. O traducido, un golpe tremendo en la pierna que le destrozó la arteria femoral.
El joven hubo de ser operado de urgencia en la misma enfermería de la plaza de toros. Le abrieron, le repararon la arteria y le cosieron. De no haber intervenido, podríamos estar hablando de algo mucho más grave. Recordemos que el torero Paquirri murió en 1984 precisamente por que un toro le reventó la arteria femoral.
Y es que muchos no son conscientes de que, lo que parece un juego inocente, puede convertirse en un riesgo para sus vidas. Y alguien debería decírselo.
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