La Javierada es una peregrinación en la que pueden suceder decenas de situaciones. Miles de personas caminan hacia Javier por diferentes motivos y de distintas formas. En alguna ocasión, incluso, surgen nuevas amistades.
Como el caso de Ana Palacios y Antonio Pérez, dos pamploneses que llevan diez años realizando la Javierada juntos desde Noáin. "Nos conocimos en Javier y ahora siempre venimos los dos, con el marido de Ana como coche de apoyo", explica Antonio Pérez.
Hace diez años, hubo una Javierada que hizo muy mal tiempo con vientos y fuertes lluvias. Las amigas de Ana no salieron de casa pero ella continuó. "Por el camino, Antonio me dijo buenos días y comenzamos a realizar el camino juntos. Dio la casualidad también que trabajó con un familiar mío", cuenta Ana Palacios.
En esta Javierada el comienzo no ha sido fácil por el mal tiempo. Antonio, que tiene 73 años, ha comenzado a las 4:45 horas desde su casa en Pío XII, durante este trayecto ha caído una tormenta importante en Pamplona. A las 6 de la mañana le esperaba Ana en la gasolinera de Noáin para continuar juntos. "No sabíamos qué hacer porque llovía demasiado, pero afortunadamente ha parado y hemos salido".
El viento ha sido el peor enemigo para estos dos pamploneses durante el trayecto. Pero a la altura del puesto de voluntarios de Asvona, en Loiti, se encontraban con buen aspecto. "Aguanto por el buen ambiente que tenemos. Es una alegría poder contar con ella, solo no sé si podría hacerlo", detalla Antonio. "Tiene el cielo ganado, aunque en algunas cuestas me lleva a un ritmo infernal", dice Ana riéndose entre los dos.
Los dos llevan más de 30 años de javieradas e incluso, Ana, que tiene 59 años, va a realizar la siguiente Javierada junto a su hija. Además, Antonio ha realizado hasta tres veces el Camino de Santiago. "Siempre digo a los peregrinos que Santiago echa un cable, San Fermín un capote y San Francisco Javier nos ayuda en la Javierada".
Durante el camino van disfrutando de las diferentes paradas para reponer fuerzas. "El peor tramo siempre es de Noáin a Monreal, es de noche y se hace pesado. Después es más llevadero", dice Ana. Una vez en Javier, toman algo, escuchan la misa y regresan a Pamplona.
La Javierada no la entrenan como tal, pero Antonio sí que acostumbra dos semanas antes a realizar diferentes caminatas. Dos fines de semana antes va andando hasta el Perdón realizando unos 26 kilómetros. "Suelo salir mucho en bici también, pero trato de compaginar con andar para poder practicar para la Javierada".
Durante el año, Ana y Antonio no se ven por diferentes circunstancias, pero la pasión por realizar la Javierada los vuelve a unir el cada primer fin de semana de marzo. Se conocieron hace 10 años y no han parado ni una sola vez de realizar la Javierada, incluso en la pandemia. "Seguiremos haciéndola juntos más años".
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