La Javierada la realizan al año miles de peregrinos, cada uno cuenta con un motivo ya sea religioso, por tradición familiar o simplemente, por hacer ejercicio. No obstante, hay quienes ven una oportunidad para dar las gracias.
Es el caso de José Antonio Larrasoaña Zunzarren, un vecino de Pamplona de 57 años, que sufrió un infarto hace dos meses y medio y este año ha decidido realizar una Javierada más especial. "Todos los años la hago desde Noáin con los amigos y mi pareja, pero en esta ocasión he tenido que acortarla", detalla.
En concreto, ha empezado la peregrinación desde la Foz de Lumbier, pasando por Liédena, Yamaguchi y llegando a Javier. En total, 17 kilómetros que transcurren por caminos y pistas.
Policía Foral y muy deportista, se llevó el susto jugando al golf, un deporte que practica habitualmente. "Siempre he sido muy deportista y últimamente realizaba más ejercicio. Cada día hacía un deporte diferente. Me pasó esto jugando al golf y al final te cambia la vida", explica Larrasoaña.
Aunque sean menos kilómetros de los habituales en la Javierada, el pamplonés tiene claros sus motivos y por qué se trata de un día especial. "Es una ocasión de agradecimiento a la vida y a los servicios de salud que se portaron muy bien".
Aunque ha ido poco a poco y continúa recuperándose, fue un susto importante. "Anímicamente es duro porque estás con miedos e incertidumbres. Tengo ganas de hacer vida normal pero poco a poco, por eso hoy quería tener este día distinto y más de recogimiento", relata José.
José ha realizado el camino junto a un amigo y en el punto de Liédena se encontraba menos cansado de lo habitual. "En este caso no tengo incertidumbre porque son distancias que controlo, otras veces llego más cansado a esta parte", dice entre risas.
Tras varias javieradas, José Antonio y sus amigos cuentan con algunas tradiciones al llegar a Javier. "Somos muy rutinarios, cuando llegamos nos premiábamos con un café y un pecado, este año no... Pero siempre hemos hecho alguna cosa especial".
Para este pamplonés la Javierada es muy especial y no quiere dejar de hacerlas, por eso espera el año que viene realizarla al completo. "Cuando te pasa esto, al principio piensas que nos vas a poder hacer deporte, ahora lo veo con otra visión porque veo que el cuerpo se está recuperando".
Las esperanzas de José no decaen y siente que podrá volver a hacer una vida normal y volver a sus andaduras deportivas. Por el momento, este sábado ha caminado para pedir al Santo tras el gran susto de hace dos meses y medio.
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