• viernes, 19 de abril de 2024
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COMERCIO

Cierra el 'Pigor', el mítico bar de ambiente motero de Estella, después de más de medio siglo de vida

La decisión ha sido muy meditada, pero no nos quedaba más remedio que cerrar, afirma su propietario, Juan Carlos Gorria.

Juan Carlos Gorría y su mujer Chus, han regentado el Bar Pigor desde 1984. CEDIDA
Juan Carlos Gorría y su mujer Chus, han regentado el Bar Pigor desde 1984. En la imagen, durante la celebración del 50 aniversario del local. CEDIDA

Estella dice adiós a uno de sus bares más emblemáticos. El Pigor, en el número 6 de la calle La Estrella bajará la persiana este domingo 16 de octubre después de 56 años atendiendo a muchas generaciones de estelleses.

No lo hacen por voluntad propia, sino obligados por las circunstancias. Hace dos años Juan Carlos Gorría, el propietario del bar se sometió a un tratamiento médico que no salió del todo bien y se vio obligado a solicitar la invalidez que le ha sido reconocida al 65 por ciento, explica Chus, su mujer. 

Y no había relevo generacional. El proyecto de vida del hijo de ambos pasa por horizontes diferentes a la hostelería, a pesar de que desde siempre ha echado una mano en el bar. "Fue una decisión muy meditada, pero no nos quedaba más remedio", ha explicado Juan Carlos, quien reconocía estar tan apenado por el cierre como agradecido por las muchísimas muestras de cariño que ha recibido desde que en Estella se conoció la noticia.

"Lo hemos asumido como un fin de ciclo", explica Chus, quien también reconoce que ahora comenzará una nueva etapa en sus vidas en la que primará "el merecido descanso, porque han sido mucho años al pie del cañón". Tanto es así que pueden presumir de no haber cerrado prácticamente ni un sólo día. 

El Pigor cerrará este domingo, pero entre sus paredes quedarán millones de anécdotas en un local que se había convertido en el Cheers de Estella. Frecuentado por jóvenes y mayores "siempre quisimos darle ese ambiente familiar al bar, que el que entrara se considerara como en casa. Sé que en muchas ocasiones lo hemos conseguido", dice Juan Carlos.

Atrás quedarán sus míticos pinchos y bocadillos, especialmente los que más fama tenía, como la tortilla "con la receta de la tía", o el de alioli. Por supuesto, sus fritos, especialmente el de huevo, uno de los más demandados de la carta de raciones. Y, desde luego, sus bocatas: el "Txoko", de lomo bacon y queso, el "Arrantzale" vegetal o el "Especial" de pavo a la plancha con mayonesa.

También quedarán atrás las noches de viernes y sábado con música de finales de los 80 y de los 90, con mucho Rock y mucho Elvis. Siempre lleno, hasta la hora de cierre.

Por el momento, el local se va a mantener intacto. "No lo vamos a tocar, señala Chus, a la espera de ver qué hacemos con él. No sé si lo traspasaremos, lo venderemos, o no haremos nada", relata. Mientras tanto, entre todos los que se han acercado a agradecerles todos estos años, no han faltado los que se han interesado por la JukeBox que preside el bar, una auténtica reliquia, o por los elementos decorativos de ambiente motero que decoran el local, muchos de ellos traídos por Juan Carlos de la Ruta 66.

  


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