• viernes, 19 de abril de 2024
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SOCIEDAD

Cierre masivo de los bares de Pamplona: hartazgo contra la violencia y las restricciones

Pese a que el cierre ha sido masivo este 'juevincho', algunas personas del sector señalan que ver las calles vacías de gente no era el resultado a esperar.

La hostelería cierra el jueves tras las agresiones de la semana pasada. MIGUEL OSÉS
La hostelería del Casco Antiguo cierra este 'juevincho' tras las agresiones de la semana pasada. MIGUEL OSÉS

Los bares del Casco Antiguo de Pamplona han secundado de forma masiva el cierre anunciado durante la tarde de este jueves 9 de septiembre, en el conocido como 'juevincho', como protesta a la violencia de las últimas semanas.

De forma unánime, los establecimientos de las calles San Nicolás, Comedias, San Gregorio, Estafeta y Navarrería han bajado la persiana así como la gran mayoría de los locales de la Plaza del Castillo que también han decidido cerrar.

"Cerrado por agresión y falta de seguridad", rezaban algunos carteles colocados en los cristales de los bares y restaurantes en protesta por el "descontrol" producido en las calles del barrio durante las jornadas del llamado "juevincho".

Un clima de violencia que se ha ido incrementando y alcanzó su punto más elevado la pasada semana cuando el propietario del bar Don Lluis sufrió una brutal agresión u otros incidentes como el sufrido por camareros del bar La Granja, que fueron encerrados dentro del local.

POCA GENTE Y SORPRENDIDOS

Como consecuencia del aviso del cierre, las calles del Casco Antiguo donde cada jueves miles de personas se reúnen en las mesas y aledaños de los bares se encontraban abandonadas a media tarde.

"Hemos venido a tomar algo a eso de las 18.00 horas y estaba todo cerrado", comenta una pareja de 22 años, sorprendido por las persianas bajadas en la calle Navarrería.

En la esquina de San Nicolás con la calle Comedias, donde se sitúa el Don Lluis, un matrimonio comenta la atípica imagen vivida durante la jornada de hoy. "Me parece perfecto que cierren como protesta a la agresión", explica él.

Sin embargo, la decisión de no estar abiertos responde a más factores que la escalada de violencia vivida en durante los últimos coletazos del verano, y así lo hacen saber varios propietarios del Casco Antiguo.

"Nosotros no somos el problema, ni tampoco la gran mayoría de chavales. El 80% de la población está vacunada y cierra todo a la una. A casa no se van a ir, como no nos hemos ido nunca ninguno a esa hora", protesta el dueño de un establecimiento hostelero.

Explica que un día así puede llegar a perder varios miles de euros, pero que "no hay derecho a que un tío mandé a un hostelero al hospital".

¿ÉXITO DE LA CONVOCATORIA?

Pese a que el cierre ha sido masivo y podría interpretarse como un éxito rotundo de la hostelería como protesta de lo acontecido, lo cierto es que algunas personas del sector señalan que ver las calles vacías de gente no era el resultado a esperar.

"Lo que tenía que haber aquí era diez mil chavales haciendo botellón y viesen que los bares no somos el problema", apunta un trabajador.

Esta misma persona señala que se trata de incriminar a la hostelería cuando al mismo tiempo, cada banco del Casco Antiguo es un botellón de jueves a sábado "a lo que no ocurre nada".

El resultado: un hartazgo mezcla de las restricciones, violencia, falta de seguridad y señalamiento a la hostelería como problema que ha dejado una inusual estampa en el centro de la capital navarra.


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