• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

La lucha por el medioambiente en la era del Covid-19: "Buscamos alternativas para manifestarnos sin salir a las calles"

Lorea Flores Compains, coordinadora de movilización de Greenpeace Navarra y País Vasco, explica en qué está trabajando el equipo y los proyectos que tienen en mente para atender desde su posición la crisis del coronavirus.

Miembros del equipo de Greenpeace Navarra. CEDIDA
Miembros del equipo de Greenpeace Navarra. CEDIDA

Las buenas noticias durante el estado de alarma por el coronavirus eran necesarias. Las cifras de muertos y contagiados han llenado las primeras planas de los periódicos durante meses, pero, tras pocos días del confinamiento, el medioambiente también entró a ocupar un importante espacio.

En Pamplona y los alrededores, las emisiones de dióxido de carbono disminuyeron un 50%. Sin embargo, según se leía en la página oficial de Greenpeace, los expertos en el cambio climático afirmaban que "es la forma menos sostenible para controlar las emisiones y limpiar la contaminación".

A pesar de ello, el confinamiento evitaba que los grupos de apoyo a las iniciativas ambientales utilizaran sus medios usuales para hacerse escuchar, como la movilización en las calles. Por tal motivo, esta crisis ha sido una oportunidad para reinventar las movilizaciones y reestructurar las propuestas de apoyo al cuidado del planeta.

El equipo de Greenpeace Navarra lleva más de 20 años luchando por el cuidado de la naturaleza en la Comunidad foral. Han logrado importantes cambios, como evitar que se pusiera una incineradora en Pamplona, debido a que es una de las razones por las que una ciudad eleva la emisión de gases con efecto invernadero.

Ahora, a causa de la crisis sanitaria del Covid-19, sus miembros han unido esfuerzos para avanzar en la concienciación de los navarros, y han reinventado su compromiso y objetivos. En esta entrevista, Lorea Flores Compains, coordinadora de movilización de Greenpeace Navarra y País Vasco, lo explica.

¿Cómo ha trabajado el equipo de Greenpeace Navarra durante el confinamiento?, ¿y en qué han estado trabajando?

Hemos conseguido seguir el trabajo gracias a las tecnologias y manteniendo reuniones telemáticas. Tenemos una comunicación directa con el voluntariado por medio de una red social especial con la que cuenta el equipo. En cuanto a nuestros objetivos, en un primer momento tuvimos que paralizar todos nuestros planes, porque nos dimos cuenta de que la mayoría implicaban hacer movilizaciones en la calle y, al no poder salir, nos tocó concentrarnos en el trabajo interno. Nos dedicamos a repensar qué podiamos hacer y cómo organizar actividades sin necesidad de salir a la calle. Al pasar los primeros días de incertidumbre, nos fuimos adaptando para sacar el mensaje público de que la emergencia climática no ha desaparecido a pesar de que estemos en una emergencia sanitaria. Nos enfocamos en sacar a la palestra este tema y en decir que no hay que relajarnos, sino seguir actuando.

Una nota de prensa de Greenpeace comenta que no debemos engañarnos por las imágenes mostradas en redes sociales y medios sobre que el planeta ha estado en una fase de recuperación durante el confinamiento. Por ejemplo, las noticias mostraban que, en Pamplona, se había reducido un 50% la emisión de dióxido de carbono. Usted, como experta ¿qué opina al respecto?

El hecho puntual de que hayan disminuido las emisiones es una realidad. Sobre todo, se ha notado en la calidad del aire de las principales ciudades, que tienen cifras de disminución muy altas. Sin embargo, esas concentraciones de dióxido de carbono y gases invernaderos que están en la atmosfera son las que realmente miden cómo esta ocurriendo el cambio climático, y estas han seguido subiendo a pesar de los pequeños cambios que vemos en lo cercano. Así que lo que realmente sirve para combatir el cambio climático es transformar nuestras acciones a un comportamiento de escala global, normalizado y de aplicación continua. Si no, este tiempo no tendrá mayor efecto a largo plazo.

Al volver a salir a las calles, estamos recuperando la vida que llevábamos y las mismas rutinas que contaminan, a lo que ahora se le añade un uso cotidiano de mascarillas, guantes, y productos químicos para desinfección que, sin duda, aumentarán los residuos perjudiciales para el medioambiente. ¿Cómo están trabajando ante esta nueva situación en Navarra?

Lo primero, hay que tener claro que, desde Greenpeace, estamos de acuerdo con el uso de las mascarillas, los guantes y demás elementos que garanticen la salud pública, porque ahora prima la salud. Pero en lo que si interferimos es en explicar cómo poder deshacernos de esto adecuadamente, sin que acaben en las calles, alcantarillas u océanos. Seguimos trabajando en nuestro tema central del reciclaje para que la gente aprenda a manejar sus basuras. En cuanto a los guantes y las mascarillas, deben desecharse en la basura de resto, al no ser reciclables, a excepción de los utilizados en centros sanitarios, que son residuos sanitarios infecciosos y se eliminan de otra manera.

Otro tema que surgió a raíz de la crisis es el del aumento en el uso de los productos envasados en plástico, porque a las personas les generaban mayor seguridad que fueran desechados de inmediato y no vinieran en envases reutilizados. Sin embargo, con el paso de las primeras semanas de confinamiento, hemos difundido el mensaje para informar de que los productos reutilizables se pueden desinfectar y utilizarlos sin ningun peligro de contagio.

¿De qué trata la iniciativa que ha compartido Greenpeace de "Toma la calle: redibuja la ciudad"?¿Cómo se ha implementado en Pamplona?

La iniciativa surge de que el confinamiento hizo evidente que las ciudades no están pensadas para los peatones, sino para los coches. En algunos casos, no hay suficiente espacio para mantener el distanciamiento en las aceras o para ir en medios de transporte sostenibles como la bicicleta. El Ayuntamiento de Pamplona ha estado promoviendo unas medidas para una movilización más segura y para poder habilitar algunos carriles de coches unicamente para las bicicletas. Entonces, a raíz de esto, nuestro trabajo ha sido asegurarnos de que estas medidas se estén llevando a cabo y que estén funcionando dentro de la ciudad. También por nuestra parte estamos estudiando algunas calles para poder hacer propuestas que mejoren la utilización del espacio público. Estas deben ser menos destinadas para los coches y más para los peatones, el transporte público, las bicicletas y todo medio que reduzca la contaminación. Aún no hemos hecho nada público, pero esta es la próxima campaña que lanzaremos.

¿Cuál es la propuesta más positiva que ha surgido a raíz del confinamiento?

En los hogares, lo más significativo que hemos visto es que, a raíz de la crisis, somos más conscientes de que a las compras de alimentos no les estábamos dando importancia de dónde provienen. Ahora, la escacez, los precios y la necesidad de ir a sitios donde no hay multitudes ha hecho pensar que los productos más sostenibles son los que se tienen en las cercanías, como los locales de temporada y ecológicos. Hemos sacado a la luz información sobre consumo responsable, solidario y de conexión entre productores de Navarra, para que la gente consuma sus productos y los prefiera antes de los de grandes supermercados. Además, el ir a comprar a comercios locales ayuda a tener una menor exposición a las grandes aglomeraciones, como ocurre en las grandes tiendas, en las que los clientes se exponen más al contagio.

¿Han hablado ya de campañas o de alternativas para promover sus ideas que no requieran llevar multitudes a las calles y exponerlas al contagio del coronavirus?

La tecnología ha sido el principal aliado para manifestarnos durante la crisis, en especial las redes sociales. En cuanto a las manifestaciones, el 24 de abril se hizo una a través de la proyección de sombras y sonidos desde los balcones. Consitió en proyectar sombras (con linternas o lámparas), imágenes con proyector en el exterior o poniendo sonido a todo volumen de ventana a ventana, de balcón a balcón y compártiendolo en las redes sociales. Esto fue como una continuación de las movilizaciones climáticas que ya se venían haciendo desde los pasados meses de septiembre y diciembre, para mostrar la importancia de la emergencia climática. La fecha ya estaba propuesta antes de la emergencia sanitaria, así que nos repensamos la manifestación para que cada persona reprodujera desde su balcon a través de luces y sombras sus ideales. Lo que nos abre la posibilidad de innovar en los nuevos tipos de movilizaciones.


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