Jaurrieta, un pequeño pueblo enclavado en el Valle de Salazar, se destaca por su impresionante belleza natural y su historia rica en tradiciones. Durante siglos, la economía local se ha basado en la ganadería trashumante y el aprovechamiento forestal, aunque el turismo se ha convertido recientemente en la actividad con más proyección de futuro, gracias a las mejoras en infraestructuras.
Rodeado de bosques de pinos, hayas y robles, este destino atrae a visitantes que buscan la tranquilidad de sus paisajes y la autenticidad de su vida rural.
Históricamente conocido como "el pueblo de las patatas" por la alta calidad de este cultivo, Jaurrieta ha visto disminuir su producción debido a la competencia en el mercado, aunque la ganadería, especialmente ovina y bovina, ha recuperado protagonismo.
La primera mención de Jaurrieta data del siglo XI, cuando fue donada por la familia Aznar al Monasterio de Leire, y desde entonces su historia ha estado marcada por acontecimientos significativos, como el incendio de 1880, que destruyó gran parte del pueblo.
A pesar de las grandes pérdidas materiales, la comunidad se reconstruyó con ayuda de sus vecinos y figuras destacadas como el tenor Julián Gayarre y el violinista Pablo Sarasate, quienes organizaron un concierto benéfico para recaudar fondos.
Hoy en día, Jaurrieta sigue celebrando sus tradiciones con fervor, como las fiestas en honor a la Virgen Blanca, que tienen lugar en agosto. Durante estas festividades, los residentes y visitantes participan en una romería y una eucaristía en la ermita local, seguido de un amarreteko de queso y vino ofrecido por el Ayuntamiento, en un ambiente de celebración y convivencia comunitaria.
Además, Jaurrieta se encuentra en un lugar privilegiado al estar en la Selva de Irati. Por eso, cuenta con numerosos caminos y rutas para hacer.
El sendero Jaurrieta - Esparza de Salazar (Balcón de Beiegu, SL NA-61) ofrece un recorrido de 3,5 km con un desnivel de 150 metros. Este itinerario, que parte desde el alto Txangaberro, entre Jaurrieta y Ezcároz, permite disfrutar de panorámicas del Valle de Salazar y el Pirineo. Tras tomar una pista, el camino sube hasta un campo cultivado, donde se puede contemplar la riqueza de los bosques circundantes.
El sendero Remendía (Urdindu, SL NA-66-A) es un paseo corto de 2,7 km con un desnivel de 40 metros, ideal para recorrer los campos del Llano de Remendia. Desde el merendero, se sigue una pista que bordea prados hasta una loma boscosa, continuando hacia el nacedero de la regata Urdindu. El recorrido atraviesa un prado, pasando por rocas y bojes antes de regresar a Lojanz por la pista de acceso.
El sendero Portillo de Contín (SL NA-65-A), de 4,7 km y un desnivel de 240 metros, ofrece un recorrido más exigente por los frondosos bosques de la zona. Comienza pasando por la vaguada de la fuente de Lojanz y asciende entre hayas hasta llegar al Portillo de Contín, un pastizal alargado donde culmina el ascenso. El descenso atraviesa primero un bosque cerrado y luego un paisaje más despejado hasta regresar por la pista principal.
Después de descubrir Jaurrieta y su entorno, una buena opción es reponer fuerzas en el restaurante de Hostal Casa Sario, especializado en cocina tradicional.
El menú gastronómico del restaurante ofrece una atractiva combinación de platos innovadores y sabores tradicionales de Navarra, a un precio de 22 € de lunes a viernes y 27 € los fines de semana y festivos.
Entre los platos más destacados, el hojaldre tibio con queso brie y manzana sobre fritada de tomate se presenta como una opción que equilibra texturas y sabores. Otro imprescindible es el arroz caldoso con bacalao y sepia, que captura la esencia del mar. También, el estofado de ciervo refleja la riqueza de la cocina local.
También, cuenta con una carta con bocadillos, hamburguesas y raciones. Incluso, existe la opción de desayunar en este lugar.
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